Tengo un petiso “manchao”
un Marenco de bonito
y bien samputa el maldito,
varias veces me ha bajao.
Suave le pongo el recao
y ande acorreono la cincha
com’un escuerzo se hincha,
se bolea de costao
y se manda “un recortao”
que te hace volar la vincha.
Doctorado en mañerías,
licenciado mordedor,
un maestro pateador,
arquitecto en porquerías,
por eso en mañanas frías
pa’ evitar el corcoviazo
lo maneo, lo amordazo,
en el suelo lo he montao
y aunque lo saque trabao
siempre le queda un retazo.
Veinte años tiene’l clinudo,
ni de su sombra confea,
en el palo se guasquea,
cada mano es un peludo;
como ha quedado vinzudo
enyegua si se da el caso
pero, al ser de salto escaso
suele quedarse colgao
más nervioso y preocupao
que una monja con atraso.
…y me gusta su verdad
que ni a rebenque cambió
la yegua que lo parió
se llamaba “dignidad”;
defiende su libertad
toda su peticería.
Pienso, si como él sería
nuestra humana condición
a más de uno “del sillón”
le tiembla la estantería.
Versos de Omar Moreno Palacios
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