martes, 9 de septiembre de 2014

LOS DORADILLOS

Del campo “Los Doradillos”
con la luz de la alborada
salimos pa’ la Tablada
con cuatrocientos novillos.
Todos paisanos sencillos
y cada cual bien montao;
el patrón, hombre mentao
y gaucho como ninguno
enhorquetao a un “lobuno”
nos despidió muy confiao.

Anduvimos más de un mes
para terminar el viaje,
siempre a rigor y coraje
sin esperar un después,
y ya que no hay dos sin tres
-como decía el “Vasco” Aldarque-
“el que quiera que se embarque
y al final de la partida
verá que pasó la vida
arriando pa’ que otro marque”.

Andábamos bien aviáos,
a nadie faltaba nada,
pues con nosotros marchaba
un breque bien preparáo;
“el gaucho” Rosario Aldáo
era nuestro capataz,
hombre muy diestro y capaz,
buen cantor entre paisanos,
¡si la guitarra en sus manos
parecía sonar más!

Yo entre tanta gente buena
me hallaba como perdido
pero siempre decidido…
con el alma bien serena.
En esa grata faena
de andar siempre reseriando
iba milongas trenzando
el amargor de una pena
como armando una cadena
para la vida ir cuartiando.


Versos de Pedro Pablo Rodríguez

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