Cerca
del “pago ranchero”
sin
que’l tiempo lo avasalle
está
Don Mario
Del Valle
que
hace años, que ahí es puestero;
a
un compromiso sincero
y
a una honestidad cabal,
se
le suma un magistral
campero
conocimiento,
que
hace que al ciento por ciento
sea
auténtico pión rural.
Veterinario,
el patrón,
profesor
de Facultad,
en
la Universidad
trabaja,
explica a razón,
pero
hay prácticas que son
necesarias
que se entiendan
y
que el aula no es la senda
para
aprender los detalles;
enseña
ahí Mario
Del Valle
los
manejos con la hacienda.
Para
aprender de antemano
y
saber en realidad
hay
ciencia y practicidad
que
eso lo sabe un paisano;
el
hombre no ha estado en vano
tras
de las vaca’ un montón,
conociendo
en la función
al
saber lo reivindica
y
cuando dice algo, explica
con
sobrada condición.
Por
el amor al caballo,
a
los perros y a la hacienda,
en
sus manos, las dos riendas
dejaron
impreso un cayo,
el
tiempo le dictó un fayo
de
doctrina, que él emplea,
y
lo he visto en la tarea
recorriendo
bien montado
que’n
la grupa del recado
su
perrito galopea.
Tiene
bancos de cadera,
por
su oficio de soguero,
y
bajo un antiguo alero
trenza
allí, tardes enteras;
seguro,
a veces reitera
de
que un tiento no le faye,
que
prolijidad subraye,
su
palabra, marca el paso
y
es fuerte, igual que los lazos
que
tuerce Mario Del Valle.
Salú! a esa vida tranquila
sacrificada
a conciencia
que’l
tiempo, da la experiencia
y
eso al final se asimila.
Si
es que le carga las pila’
a
su transitor radial
al
sintonizar el dial
cuando
escuche a Pellejero,
¡se
va a enterar, que Vaquero,
le
da un saludo cordial!
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