moza lindaza y ladina
llevó a Juan a la cocina
pa’ hablar de la chancha overa,
una noche oscura y fiera
junto al fogón lo sentó
y ahí nomás le preguntó
mientra’hacía sus quehaceres
si pensaba en las mujeres,
y Juan le dijo que nó.
Y allí mismito otro día
del fogoncito al calor
se le quejó de un dolor
que en la paleta tenía.
Le dijo que si sabía
dar ventosas, y sonrió.
Y áhi nomás, se arremangó
la bata limpita y clara
para que Juan la curara,
y Juan le dijo que nó.
Trabajando en los maizales
las enaguas le mostraba
y él, avergonzao, miraba
pa’l lao de los animales.
“Que pavo… pa’ ver baguales”,
le dijo, y se encocoró;
pero a su boca arrimó
los labios frescos y rojos,
y Juan, cerrando los ojos,
no dijo ni sí ni nó.
Y cuando se despedía
dijo, escondiendo la cara,
que a nadie se lo contara
pues la gente se reiría.
Y ella que lo comprendía
con vergüenza se acercó,
y a gatas le preguntó,
recogiendo el delantal
si el beso le supo mal,
y Juan… no dijo que nó.
Autor desconocido
(De un muy viejo folleto titulado “Biblioteca Gauchesca – Pastor Luna en versos gauchescos”, sin indicación de autor y sin fecha)
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