por sobre
del hombro izquierdo,
chueco y de
tranco lerdo,
así era
Ciriaco Aldao.
Anduvo
po’el Colorao
siendo
mozo, de resero,
y un día
trece de enero
del año
cuarenta y seis
mata a un
hombre en buen ley
y lo apodan
“El Matrero”.
No le
gustaba el gatillo
-no era
hombre cazador-,
en cambio
le dio el Creador
habilidá
pa’l cuchillo.
Arisco pa’
los caudillos,
decente y
muy caballero,
fue mi
mejor compañero,
yo le
alcancé diez gatiao’
y juyó del
Colorao
con rumbo
al sur, “El Matrero”.
Llegó a mis
pagos y allá
entró en
“Lonco Trapial”
de domador
y mensual;
fue
puestero y capataz.
Y en la
costa del “Lepaz”,
en el
boliche “Los Teros”,
mató un
“busca” ventajero
porque le
peló del medio…
No le quedó
más remedio
seguir
viviendo ‘e matrero.
Supe de que
mis gatiao’
murieron de
viejo’en “Teca”;
que allá,
por “Nueva Lubeca”
ya echó
raíces, Aldao…
Dicen, que
se ha’collarao
con la
viuda de un puestero,
que tiene
catorce overos
contramarca
‘e “La Laurita ”;
que su
causa está prescrita…
Po’ eso te
canto, “Matrero”!
Versos de Julio
Secundino Cabezas
No hay comentarios:
Publicar un comentario