resfaloso y
muy ligero
regalo de
un estanciero
y por
muchos ponderiao;
de muy
chico lo he cuidao
con esmero
y correción,
lo yevo en
mi corazón
como un
tesoro escondido,
porque’s mi
pingo querido
¡mi norte y
mi salvación!
Una ocasión
por Tandil
me hablaron
de un parejero,
más salidor
y ligero
que la bala
de un jusil;
corrí y le
gané al cuadril
y a otro
paraje rumbié
en donde me
encarreré
con un
“alazán tostao”
al que le
gané cortao
en los
Pagos de Carhué.
Ayá por “La Vizcachera ”
a un
“loguno” muy mentao,
se lo dejé
acalambrao
al final de
la carrera,
y cruzando
una pradera
me acerqué
hasta Saladiyo
donde lo
pelé a un “rosiyo”
cerquita de
la estación,
largándolo
a su patrón
descalzo y
en calzonciyo.
En la
estancia “La Enramada ”
del pueblo
de Pergamino,
le gané al
mentao “Zorrino”
de la marca
‘e los Estrada;
en otra
esquina mentada
contra un
“oscuro retinto”
me agencié
un recao, un cinto,
y un montón
de patacones,
y jue pa'unas elecciones
ayá por
General Pinto.
Aura lo
tengo a galpón
ya lo he
pasao a retiro
y a veces
cuando lo miro
me palpita
el corazón,
también lo
tengo a ración
a mi flete
parejero
porque
jue’l fiel compañero
de mi andar
en las campañas,
hoy valoro
sus hazañas
con cariño
verdadero.
De tiempo y
de vez en cuando
se me da
por ensiyarlo,
por el
gusto de tantearlo
eso que va
galopiando,
al
enroyarse escarciando
pegando la
pera al pecho
relincha de
trecho en trecho,
a las
canchas reclamando,
demientras
que va orejiando
sube
tranquilo el repecho.
Versos de Carlos
César Farías
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