1
Mandó a llamarme Ezequiel
porque allá en el puesto había
un potro que lo quería
pa’l patrón… o para él.
Yo siendo un domador fiel
llegué al puesto bien temprano,
ya tenía ensillado un roano
y me acompañó al corral
para enseñarme el bagual
que iban a domar mis manos.
2
Al verme cerca, el bagual
reculó, y con
las narices
me marcó dos cicatrices
sobre el polvo del corral;
no había visto nada igual
en los años que yo domo
porque al ir a mirar como
era el estao del maldito,
vi que ni los pajaritos
se aguantaba sobre el lomo.
3
Le di un chiflido de abajo,
pegó una bufarroneada
con las orejas paradas
como dos plantitas de ajo.
Yo me dije: “-Qué trabajo
que tendré don Ezequiel,
se ve amargo como hiel
pero si no es cabortero
y me sale a lo campero,
¡yo soy más campero que él!”
4
Le puse el recao completo,
le eché una manea tramposa,
a ver si es que entre otras cosas
quiere faltarme el respeto.
Le dije “quédate quieto”
y me le senté liviano,
y al sentir el mano a mano
yo… pensé que la perdía
al tiempo que confundía
cual era el cielo y el llano.
5
¡Qué sacudón imponente!
Me llevó pa’ todos lados.
Salió como si el recado
hubiera estado caliente.
En esto hay que ser valiente
y saqué fuerza al pensar:
“Hoy lo tengo que aguantar
aunque me juegue la vida
que si me baja’e movida
el pingo se va a agrandar!”
6
Y le gané esa contienda
que le toca al que le toca,
ya lo tiré de la boca
y lo enseñé a que dé rienda.
Lo metía entre la hacienda
para que empiece a aprender,
llegaba al amanecer
bien temprano y predispuesto
y recién volvía al puesto
a eso del atardecer.
7
Al bravo para domar
y una luz pa’ la patada
lo tengo de boca atada
ya listo para enfrenar.
Y me empecé a lamentar
porque era un gusto montarlo;
bien tuzao, de cola al marlo,
con una boca tan buena,
que hasta me dio mucha pena
cuando tuve que entregarlo.
8
Pero el destino es así
de aquel que doma para otro,
algún día he de hallar un potro
que lo amanse para mí.
Ya me iba y me volví,
no pude callarme el pico:
“-Perdón
si me desubico
-le dije bajo al puestero-
pero ándelo usté aparcero
que es mucho pingo <pa’l rico>!”
(18/12/2008)
Versos
de David
Tokar
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