1
Yegué al puesto de
Valerio
que está cerca’el callejón
y salió un hombre
viejón,
alto, bigotudo y
serio,
y con un recio
criterio
dijo: “-Yo soy el puestero,
que anda haciendo compañero…?”
y ya le fui comentando
le dije: yo ando
buscando
un "gatiao" y dos "overos".
2
Se quedó como pensando
con cara’e pocos
amigos,
me dijo: “-Ayer fui testigo
ver unos pingos pastiando;
después pasó galopiando
por aquí, un tal Carabayo,
arriando varios cabayos
y después no sé más nada,
yo pensé, pa’ las arriadas
ese mozo es como un rayo”.
3
Muchas gracias por el
dato
-le dije-, hasta la
güelta,
ya vi mi mente
resuelta
y le sentí mal olfato;
después de pensar un
rato
el destino’e mis
cabayos
si los arrió Carabayo,
y al istante calculé,
que capaz que ha
entrao tal vez
al campo de los
Ramayo.
4
Cuatros leguas
esigidas
galopiando sin cesar,
por ayá empecé a
oservar
una alambrada caída,
yo con mi vista
tendida
hacia adentro de un
potrero
vi al “gatiao” y a los
“overos”
mezclao’ con unos
potritos,
y más ayá, al
trotecito
se aprosimaba el
puestero.
5
Cuando ya s’iba
acercando
fijamente me miró
y también lo hacía yo
sin pensar y ni jugando,
que fuera mi amigo
Orlando
y en cuanto lo conocí
el también pensaba en
mi:
“-¡Pero tanto tiempo hermano!,
¿qué andás haciendo Mariano
por estos pagos y aquí?
6
Yo estoy en la
estancia “El Tero”
y ayí empecé a trabajar
y me vieron pa’ domar,
a más de pión de un
puestero,
tal que agarré unos “overos”
cuatros “bayos” y un “gatiao”,
y es la causa qu’he
yegao
a estos parajes juyido
porque se me habían
perdido
tres pingos que ‘ahí ‘tan
al lao.
7
“-Yo ricién los veo, hermano,
más del alambre caído,
pensé, serán de Salido
-el mensual de “San Laureano”-,
pero ansí es la suerte hermano
que los encontraste aquí,
si esto no se daba ansí
ni enterao por donde estabas!,
y ni pensar de que andabas
bastante cerca y… te vi.”
8
Ya hace tres meses que
entré
en “El Tero”, a
trabajar,
y solo había pa’ensiyar
unos mancarrones, ché,
ansí es que la corajié
pa’ domar esos
baguales,
hay potradas sin
iguales
de todo tipo y pelaje,
me gustó e hice coraje
con la ayuda’e los
mensuales.
9
“-Así es la cosa, Mariano,
¡que alegría haberte encontrao!
y también que haigas hayao
a tus tres pingos, hermano;
un día te venís temprano
pa’ recordar lo pasao,
hoy sé que andás apurao
pero siempre estoy dispuesto
pa’ recibirte en mi puesto
y comernos un asao.”
Versos de Ángel
Feliciano Mele
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