jueves, 14 de mayo de 2015

LA TENAZA PERDIDA

Volviendo de trabajar
en yegando hasta la casa
vi que perdí la tenaza
y tenía que regresar.
¡Ganas de desensiyar
a decirle la verdá!
¡Pero si es fatalidá
que tanto la precisaba!...
¡Y a ver si no la encontraba
antes de la oscuridá!

Era una marca “peuyó”
que mi abuelo había agencia’o
de un trabajo de alambra’o
ayá por Claromecó,
que ‘ndispués mi viejo usó
y la yevaba en la faja
pa’ dejarla en una caja
guardada con tal cariño
qu’era mi antojo de niño
créirla qu’era alguna alhaja .

Por las dudas revisé
otra vez en “la pelota”
que de una caña de bota
p’hacer maleta agarré,
un torniquete saqué,
californias, escofín,
clavos y un royo’e piolín,
la cadena y el canda’o
que siempre yevo guarda’o
por el puro berretín.

Mi plan, era senciyito,
fue volver por donde vine
derecho a los casuarines,
de ayí hasta los ocalitos;
tal vez yendo al trotecito
la viera desde el cabayo…
Y ahura bien, si ansí no l’hayo
fue que quedó en l’alambrada
donde la dejé colgada
y entonces, mejor me cayo...

Así arranqué decidido
oservando atentamente
pensando en el suconciente
por donde la habría perdido,
y aunque no estaba aflijido
porque yo la’iba a encontrar,
no paré de renegar
y aguzaba la mirada
pero igual no véia nada
¡y ande se habrá ido a parar!...

Más la noche se me vino
casi qu’en un pestañar
y apenas pude rastrear
una parte del camino;
la otra parte me imagino
fue solo adivinación,
por pálpito o sugestión
pero… ¿sabe qué me pasa?
No apareció mi tenaza
¡y en eso no hay solución!...

Versos de Nicolás "Quino" Luna

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