1
Corre un vientito frescón
y el mensualaje emponchao
con el cabayo ensiyao
espera junto al galpón,
yega, saluda el patrón,
da la orden de montar,
dice: “-Vamo’a parar
el del potrero del bajo
y pa’ no tener trabajo
los perros se han de quedar.
2
Si yevamos la perrada
habiendo tanto chicaje
difícil que se trabaje
con l’hacienda alborotada”.
La gente no dice nada
porque tiene la razón,
nu es la primera ucasión
que sus palabras se acetan,
lo quieren y lo respetan
porque’s campero y gauchón.
3
Dejan el casco tranquiando
contentos de su quehacer
y cerca’el amanecer
se va el cielo coloriando;
ahora van galopiando
sin dejar de conversar,
sujetan, para pasar
por la tranquera del bajo
y pa’empezar el trabajo
se’ntran a desparramar.
4
Al poco rato nomás
se oye a l’hacienda balar
empujada po’el gritar
que la va’rriando de atrás;
el patrón y el capataz
han hecho yunta los dos,
gritan con toda la voz
y al tiempo que se aturdieran
si parece que quisieran
que los escuchase Dios.
5
Ayá un toro retobao
se ganó entre la laguna
y lo sacan, por fortuna
de las guampas, enlazao,
aunque está muy enojao
no tiene nada que hacer,
le queda solo volver
pues además de los lazos
otros dos, a cabayazos,
lo ayudan a comprender.
6
Ya está l’hacienda reunida
junto a un molino grandote
y una vaca, medio al trote,
busca su cría perdida;
al reparo’e la bebida
s’echa un ternero cansao,
otro de lomo bostiao
‘ta parao, pero temblando,
endemientras van cinchando
los que primero han yegao.
7
Cincha el patrón, luego muenta,
también lo hace el capataz,
y aquél, mirando pa’tras,
manda’uno yevar la cuenta:
“-Si yegamos a sesenta
según el papel que traje,
entre seca y machorraje
lo que podamos sacar
no vamos a demorar…
tenés a la feria un viaje”.
8
Lo convida con un: “-Vamos”
enderezando al rodeo
y el capataz dice: “-Creo
que sí, patrón, las sacamos,
si le parece la’echamos
en el rastrojo de mái’,
ayí animales no hay
y pa’ mover bien temprano
mejor tenerlas a mano…”
“-¡Ajá… lo mejor es áhi!”.
9
“-Mirá, Cirilo, áhi tenés
la rabona y la peluda
y la de ajuera, esa aspuda
que quedó de la otra vez”,
“-¡Abrite, Juan! ¡Van las tres!”
dice ahora el capataz,
sujetan, güelven pa’tras
y cortando un ternerito
ya vienen, siempre al tranquito,
arrimando otras dos más.
10
“-¿V’esa del aspa quebrada…?
-le comenta el capataz-,
güeno, esa es así nomás
aunque parezca preñada”
“-Debe estar amachorrada”
suelta el patrón y se caya.
“-¡Sí!, porque tiene esa laya
de fines del mes de octubre
y nunca baja la ubre…”
“-Bien, entonces, que se vaya”.
11
“-¿Y esa…? -pregunta estrañao-
no tiene la señal mía…”
“-¡Ah, nó! esa es de Badía
y se debe haber pasao…”,
“-Avisale al encargao
que tiene una vaca aquí,
mejor anda vos, así
te yegás a lo’e Lazarte
y averiguas, de mi parte,
por las sogas que le di”.
12
S’escucha gritar un tero
cerquita del albardón,
en tanto que aclara un pión:
“-Es Benjamín, el puestero,
como ha ensiyao el overo
capaz que venga a picar…”
“-Cuidao!...”-se le oye gritar
al puestero que yegaba
porque una ternera andaba
con ganas de disparar.
13
Se oye’l chirlo’e la’zotera,
sale que apaga el cabayo
y en menos que canta un gayo
güelve al rodeo la ternera,
sin embargo la mañera
busca encarar otra vez,
“-¡Pero, Jacinto! ¿Qué hacés?
¡Corre muchacho! ¡Atajala!
¡Se te jue…! ¡Güeno, dejala!
la vamo’a sacar después”.
14
Y así siguen apartando
suave, porqu’esa es la cencia,
sin que falta una ocurrencia
pa’ ráirse de vez en cuando;
‘ta el lote remoliniando
‘n’un manchón de pasto puna,
mientras Cirilo Laguna
pregunta: “-¿Ché, cuántas van?”
y contesta pronto Juan:
“-Si no he errao, sesenta y una…”.
15
“-Me parece que no hay más,
suficiente las que están,
y mandá a Jacinto y Juan
que se las yeven nomás”,
así lo hace’l capataz
que también manda’l puestero
diciéndole: “En el potrero
mejor antes de dejarlas
traten de ver de arrimarlas
para el lao del bebedero”.
16
“-¡Cómo nó!, pierda cuidao
que las vamos a arrimar
y le vamos a dejar
la ternera d’este lao…”.
Se mueve el lote apartao
con los tres que van arriando,
y al verlos irse alejando
se güelve’n la direción
que había quedao el patrón
y los piones atajando.
Versos de Álvaro Istueta Landajo
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