Con un tono dominante
en mi vigüela paisana,
aunque pinte una macana
arranco lo más campante;
sin que me pidan que cante
les gorjea mi garguero
con este sentir campero
que hace temblar mis garrones,
cegao por las tradiciones
me meto en el entrevero.
Mientras que perdón les pido
por esta audacia tamaña,
pa’ ganarme un trago’e caña
me siento un zorzal florido;
mas si peco por metido
la tranquilidá les dejo,
que por ser criollo parejo
con esta lial travesura,
va mi amistá simple y pura
más redondita que un tejo.
Es que un fogón argentino
hace añico mi postura,
y dientro en la senda oscura
del más endiablao camino…
pero nunca pierdo el tino
en una meta señera
y los chumbo a mi manera
sin ninguna compadriada:
que esta alegría hermanada
como aquí adentro, está ajuera.
Ansí ha de fundamentarse,
y esto no es una alabanza,
que pa’ llenarse la panza
solo el tiempo ha de gastarse;
poco cuesta el obsequiarse
con algo’e filantropía;
pero a más yo le diría,
sin dentrar a una’partada
cayendo de una sentada,
que yo empiezo por la mía.
Entre comer pa’ estar juntos,
o estar juntos pa’ comer,
hay diferencias pa’ ver
hablando de otros asuntos…
Pego la güelta a mis puntos
pa’ callar con más cautela,
no porque en algo le duela
a mi ser, si hay que jugarse,
pero puede encocorarse
mi noble y gaucha vigüela.
(29/07/1983)
Versos de Roberto Coppari
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