Mañana por la maña
me voy a las Tres Esquinas,
á tomar un mate amargo
á la casa de mi chinna.
(Popular)
“¿De ande buen mozo
tan de mañanita”
preguntó la vieja
misia Rosalía,
desde la ventana
de cierta casita
de color celeste
en donde vivía
una buena moza
que era conocida
hasta en la frontera,
por “la linda china
de las tres esquinas”
“Vengo á visitarla
misia Rosalía”,
respondió cumplido
el mozo que iba
en un flete oscuro
de muy buena pinta,
y agregó al apearse:
“¿Cómo no vendría
con el sol á verla
si el alma y la vida
tengo en esta casa
de la linda china
de las tres esquinas?”
La vieja, risueña,
llamó fuerte: ¡Mija!
y vuelta hacia el mozo
que estuvo en espinas,
le dijo: “Ya sabe
que aquí no se estilan
esos cumplimientos
cargados de almibar;
déjelos afuera
y aclare la vista
para no engañarse
al ver á la china
de las tres esquinas.”
Apenas el mozo
entró en la salita
y cruzó la pierna,
llegar vió á la china
que aunque se vistiese
con telas sencillas
y se presentara
bastante encogida,
la fama de hermosa
no desmerecía…
¡Ah china macuca
la sabrosa china
de las tres esquinas!
Un mate llevaba
de los con boquilla,
y se lo dio al mozo
con una sonrisa.
“¡Amargo!” le dijo.
“¿Amargo? ¡no diga!
si usted lo ha cebado,
mas dulce que almíbar
lo hallará mi boca
que hace tiempo ansía
un dulzor más rico,
que guarda una china
de las tres esquinas!”
Y como la moza
callara encendida,
agregó, poniendo
mas cerca la silla:
“Bien háiga quien puso
el trigo en la espiga
la fruta en el árbol,
agua en las cachimbas,
y en tus ojos negros
la luz de mi vida.
¡Ah prenda del alma!
mi querida china
de las tres esquinas!”.
……………………….
Y cuando aquel mozo
al tranco volvía
á la Unión ,
que alzada
sobre la cuchilla,
luces y fogones
á un tiempo encendía,
suspiros y besos
confiaba a la brisa,
y risueño á ratos
la cara volvía,
soñando que en ancas
llevaba á la china
de las tres esquinas!
Versos de:
Benjamín Fernández y Medina
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