De
las costas del Tuyú
truje
un moro pampa viejo
gordo,
lustroso el pellejo,
lo
llamaba “El Tacurú”.
Guapazo
para el ñandú,
conocido
en las boliadas,
era
pa’ las gambetiadas
como
soplido de viento,
había
que hacerse tiento
pa’
no cáirse en las cuerpiadas.
Cuando
había asao con cuero
pa’
demostrar su destreza
saltaba
sobre la mesa
sin
redamar ni un salero.
No
había zaino, no había overo
con
que igualarlo pudieran,
ni
en toda mi vida entera
hallaré
otro mancarrón
que
tenga su corazón
y
su mirada altanera.
Hoy,
que han pasado los años,
vos
estás viejo y vencido;
yo
estoy triste y abatido
charquiao
por los desengaños;
vos
te acordarás de antaño
en
que eras guapo y ligero
mientras
que yo, compañero,
añoro
mis alegrías
que
se me fueron un día
volando
tras un lucero.
Te
acordás mi moro viejo
del
lindo tiempo pasado
cuando
estabas pelechado
y
lustroso como espejo.
Hoy
en un box desparejo
te
mezquinan la ración,
vos
que fuiste un redomón
que
costó un triunfo domarte
has
tenido que entregarte
…lo
mesmo que tu patrón.
Versos:
(presumiblemente) de
Carlos
María Cervetti
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