Cuando anduve por la
pampa
rodando por mis azares
vi caballos a millares
por donde la indiada
acampa,
pero de tan linda
estampa
francamente, vi uno
solo,
que le dicen “El
Chingolo”
y es como caña
tacuara,
doradillo mala cara
¡cómo pa’ correrse un
bolo!
Gracias a su
patroncito
que lo cuida como alhaja
y de en tanto, lo
rebaja
dándole algún galopito
no lo descuida “El Criollito”
como le llama el
gauchaje
teniendo pingo y
coraje
es muy lindo hacer
pata ancha
y rotarla en cualquier
cancha
del más peludo paraje.
Yo creo que no hay
caballo
que lo basureé al “Chingolo”
porque peinándolo solo
es más ligero que un
rayo,
pueden venir de’sos
pagos
carreras a concertar,
se van a desengañar
con éste caña tacuara
doradillo mala cara
¿con qué, le van a
ganar?
No se forjen ilusiones
porque llegado el
momento
mirando a los cuatro
vientos
quedarán los
chapetones,
entre tantos
mancarrones
siempre sale, alguno,
luz
parejito hasta la cruz
juguetón, mansito y
guapo,
¡perdonen si lo
destapo
para palmearle el
testuz!
Yo le aconsejo al “Criollito”
que siempre lo cuide
ansina
pa’ que la yerba
dañina
no se gane en su
pastito
si muere su caballito
se quedará triste y
solo
aunque recorra hasta
el Polo
no hallará otro,
garanto
que corra, y lo quiera
tanto
como a su lindo “Chingolo”.
Versos de Francisco
Bianco
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