Cuasi
cáido de cansao
el
viejo horcón de maclura
sostiene
la techadura
apenitas,
del quinchao.
¡Pobre
rancho abandonao
a
las yuvias y a los vientos!
que
cobija sentimientos
funerarios
y transidos
convocando
aparecidos
y
lúgubres esperpentos.
Ya
no lo anida el hornero
ni
yegan los pajaritos
lo humiyan los ocalitos
y
se burla el tero-tero
el
patio se abrió al potrero
y
en los oscuros rincones
las
arañas dan leciones
de
tejido artesanal
que’s
una trampa mortal
pa’
los insetos chambones.
El
alma si esiste irá
dende’l
campo hacia el olvido
yevando
en su recorrido
fantasmas
pa’l más ayá
memorias
de soledá
y
como un puñal clavao
el
dolor del derrotao
sollozando
en letaníoa
con
quejidos de agonía
y
amargor de condenao.
Pena
da solo mirar
si
ayí todo es del pasao
puro
intento fracasao
que
naides va a remediar.
Ya
más nada hay que esperar
salvo
que quede’l mojón
pa’
que’n cualquier ocasión
cuando
pase algún paisano
se
haga cruces con la mano
y
le espiche una oración.
Versos
de Nicolás
Joaquín Luna
No hay comentarios:
Publicar un comentario