miércoles, 13 de abril de 2022

EL MORO QUE NO TUVE

Quisiera tener un moro

de cabeza y patas negras,

no pa’ndar judiando suegras

pero sí pa’ mis añoros;

los cuatro vaso’ un decoro

que sean negros también,

un pingo de estampa bien

como aquel de los Salgao,

el mismo que fue robao

por la gente de Pincen.

 

Potro quisiera comprarlo

de cola y de clina entera,

pa’garrarlo a mi manera

y despacio manosearlo.

Medio brutón galopiarlo

para poderlo cimbrar

y si le tengo que dar

un buen tacazo al descuido

se lo he dar bien medido

sin dejarlo corcoviar.

 

Lo he de tirar en el suelo

en la boca, y por reflejo

en algún pingo ya viejo

que no se le mueva un pelo;

y aunque regale recelo

patiando con energía,

lo he de montar con valía

en cualquier arenalsito

con un bocao sobadito

pa’ no judiarle la encía.

 

Se bien que si corcovea

aunque sea con recao,

a mi cuerpo deflecao

se le va a poner muy fea;

pero igual pa’ tal pelea

jamás he de atarm’e manos

pa’ que sepa el muy ufano

y toda su sangre altiva

que estando el crestiano arriba

el que manda es el crestiano.

 

Me he de sentir satisfecho

cuando apartando mamones

lo haga correr de garrones

pero con la pera al pecho.

Y una vez que ya esté hecho

caballito sin bravata

una de las cosas gratas

que ha de aprender con empeño

es jamás patiarlo al dueño

aunque caiga entre las patas.

 

En pelo lo he de enseñar

a saltar pozos y espinas

sin más riendas que las clinas

para poderlo volcar.

Y el día que de enlazar

lo haga entuavía de bocao,

ha de aprender bien parao

a quedarse desenvuelto,

rienda arriba pero suelto

dando frente al enlazao.

 

No quiero que sea apurao

pa’ montarlo en las campañas

por si alguna vez la caña

me larga medio mariao.

Y la vez en que el recao

le baje en los campos yermos

ande yo vi algún enfermo

ha de aprender como un resto

a pastiar con el cabresto

suelto mientras que yo duermo.

 

No importa que ande dormido

cuando los toscales pise,

basta cuando lo precise:

esté siempre decidido.

Y pa’ los viajes sufridos

quiero que sea guapetón

y tenga por condición

en vez de un trote machazo,

apenita’un sobrepaso

y un galopito cortón.

 

No lo preciso ligero,

que vuele en canchas o pistas,

si yo no soy carrerista

¿pa’ que quiero un parejero?

Que sea aguantador, prefiero,

no muy lerdo ni muy loro,

y el día en que el tiempo de oro

me diga basta sonriendo,

quisiera dirme durmiendo

al tranco sobre mi moro. 


Versos de Saúl Huenchul

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