Siempre te vieron con sueño,
siempre con un parpadear,
como el que tiene al mirar
quien mira al sol con empeño.
Junto al fogón no pequeño
prodigando sus mercedes
como que todo lo puedes,
tu llama en su galopar
¡se divertía en jugar
con sombras en las paredes!
Cuando el baile en su apogeo
que daba cuerda la caña
rejuntaba la campaña
de una guitarra al rasgueo.
Se hacía tu parpadeo
indiferente al vistazo,
hasta que un gaucho machazo
al verte tan importuno
¡te apagó sin miedo alguno
de revés con un ponchazo!
La sorpresa provocada
dio tiempo al aprovechado
y en ancas del reservado
se alzó con ‘su peor es nada’.
alguien decía: “No es nada”,
otro le erró el tarascón
y atropellando al rincón
donde su prensa se hallaba,
creyendo que la abrazaba,
oyó un grito: “¡Soy varón!”
Después ya se hizo la calma,
volvió tu llamita a arder
y el llanto de una mujer
hacía partir el alma;
el que se llevó la palma
se alzó con la hija de aquella
y llora su mala estrella
porque aquel falso, mal hombre,
(eso a ninguno lo asombre)
¡iba a escaparse con ella!
Versos probablemente de Marcelo Altuna
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