Es mi existencia un a oscura
noche de triste desvelo
sin estrellas en el cielo
de la perdida ventura.
El dolor y la amargura
se han cruzado en mi sendero
como si un cuervo agorero,
en la tiniebla perdido,
hubiese labrado el nido
sobre el horcón de mi alero.
Se apean de todos los males
en el palenque de mi alma
y huyen las horas de calma
como espantados baguales.
Solo abrojos y cardales
crecen a mi alrededor,
y si un sueño halagador
su fulgor en mi alma exhala,
es un fulgor de luz mala
que anuncia un nuevo dolor.
Versos de Ricardo Del Campo
(17/10/1870 – 9/04/1947)
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