En épocas de fortine’
de una pampa
casi agreste,
en
l’avanzada ‘el oeste
sus ralas y
secas crine’
anunciaban
los confines
de una línea
que asomaba;
en dónde el
indio llegaba
con sus
malones bravío’
desnudando
al son sus brío’.
¡Yo al
servicio me encontraba!
Al haber
finao un guapo
por una
cuestión de taba,
la ley me
puso sus traba’
y me trató
como un trapo.
Pa' mi, fue
juerte sopapo
que’l
destino me asignó,
y aunque naides
me creyó
ya no tenía
salvación,
si mi facón
de un envión
no
"hablara" por lo que vio.
Pasaron
algunos año’
y ya
acostumbrao al fin,
cómo velando
el fortín
mi rancho
mostró sus panio’.
Junto a
varios qué aledanio’
iban
naciendo a la par,
con sus
formas similar
ya vimos
crecer la cosa
y por más
calamitosa
en él me iba
a cubijar.
Una mañana tranquila
yegó la orden de Arredondo
que me hizo respirar hondo
y agrandar bien las pupila’.
Y mi mente se “encandila”
pues el pasao de repente
se me vino bien enfrente
pa'comodar las idea’…
Presentía la cosa fea,
de un futuro diferente.
Cómo soy un güen paisano
y debo cumplir la pena,
-esa es mi
convición plena-,
yo enseguida aliste’l ruano.
En la mañana temprano
nos topamos con los tape’
y pa’ que no se m’escape
mi Remingtón bajo a uno,
que se escurría en un lobuno
por más que se me agazape.
Dentrando a las toldería’
a una china vi yorar,
se acababa de enterar
lo que eya ya presentía.
Yo había
"finao" su alegría
por culpa de mi destreza,
y por toda su beyeza
me hice un firme juramento,
que a partir de’se momento
eya sería mi
princesa.
Ya en la grupa de mi apero
con firmeza sujetada,
largas
leguas galopiada’
alumbrao
solo a lucero;
al ritmo del
coscojero
yegamos al
rancho chico.
Lo que viene no lo esplico…
...gruesa la china quedó,
y al fin de
un tiempo nació
nuestro "cachorro’e melico".
Versos de Alejandro Abriola
No hay comentarios:
Publicar un comentario