jueves, 5 de junio de 2025

AL QUERER...

 Al filo lo desafila

el rencor que lo golpea.

Chairearlo bien es tarea

de toda vida tranquila.

Solo hay lana si hay esquila

y abrigado hay que vivir.

Sin golpes bajos, ni herir

para estar donde hay que estar.

Y amar, que a gatas amar

salpimienta el existir.

 

Quien ama también se pierde

(se pierde quien se entrevera).

La inundación es fulera

la seca mata lo verde.

Cuando Don Silencio muerde

no existe la huella recta

ni la solución perfecta

-es daño que aumenta el daño-

Don Silencio es un extraño

que si halla herida… la infecta.

 

Y soy -de epidemia- un cuero

flaco, de poca gordura,

sirvo para darle hechura

solo a un lazo compañero.

Pa’ cabresto soy fulero,

fácil me puedo cortar,

nunca serví para atar

ni llevo a nadie de tiro,

armo la armada, suspiro

y me gasto en revolear.

 

Soy amante del amar.

Amo el amar, pues querer

y acariciar otro ser

es andar el mundo, andar.

Trenzo tientos del llorar

con los tientos del reír,

pero alcanzo a discernir

de cada trenza su ser,

cuando le entrego “al querer”

los deseos del vivir.

 

Versos de Pablo Díaz

MI PONCHO DE GUARDA ATADA

 MI PONCHO DE GUARDA ATADA

 1

Y en un moro que escarciaba

con ganas de atropellar,

sin salirse del lugar

parecía  que avanzaba.

A correr me convidaba

mostrando todo su empeño

un pampa altivo, su dueño,

de sonrisa desconfiada

con poncho de guarda atada

lo más parecido a un sueño.

2

Con una mano en el tuse

mi tostao acaricié

y sin dejarlo hacer pié

yo también le salí al cruce:

“-Lo tengo pa’ los ñanduce

porqu’es bastante avispao,

y aunque no está cepillao

siempre levanta algún grano.

Tenga cuidado paisano...

no vaya a salir boliao”.

 3

En trescientos fue cerrada

a poco de conversar.

Era montar y montar

sin usuras, ni cortada.

Toda mi plata jugada

y como soy medio audaz,

por un antojo nomás

agrandando el desafío

conociendo al flete mío

le pedí una cosa más.

 4

Se volvió el indio sonriente

para escuchar mi pedido

y con un gesto atrevido

otra vez mostró los dientes.

Le dije serenamente,

si otra cosa me apostaba

yo con mi rastra  pagaba

en el caso de  perder,

más si llegaba a vencer

con su poncho me cobraba.

 5

Asintió medio asombrao

apenas con la cabeza,

después gritó con fiereza

y salió pa’l otro lao

Yo serio con mi tostao

me acerqué hasta el partidero,

me apreté fuerte el sombrero

tras la señal de la cruz,

y me encomendé  a Jesús

pa’ semejante entrevero.

 6

Hizo  dos o tres  partidas

hasta la punta del monte,

yo apenas le hice un apronte

y me encajoné  enseguida.

Hay  momentos en la vida

que la duda nos socaba.

“¡¡Voy al moro!!”, se escuchaba

pagando doble la apuesta

y al ver difícil la cuesta

yo sentí que me gustaba.

 7

Baquiano pa’ la bandera

salió el moro como rayo

pero atento mi caballo

no nos despegó siquiera,

buscó el indio la manera

de salir aventajao,

cuando se vió emparejao

le dio dos guascazos secos...

Más le flamiaban los flecos

más corría mi tostao.

 8

Era sangrudo el morito,

corredor de buena laya,

me la pelió hasta la raya

pero le gané  clarito.

Del pampa se escuchó  un grito

como un rezongo lejano

pero, como aquel paisano

que a ninguna prenda se ata

con una me dio la plata

y el poncho con la otra mano.

Es la pilcha que más quiero.

Siempre la llevo a mi lao

en homenaje al tostao

que fue tan buen parejero.

Como soy medio trovero

sé amansar la madrugada

y en la última topada

ni aunque venga echando el resto,

¡ni a la muerte yo le apuesto

mi poncho de guarda atada!

 

Versos de “Coqui” Sondón

jueves, 24 de abril de 2025

GORRO CÁIDO Y COLORADO

¡Gorro cáido y colorado!

El chaleco, de igual tono
El poncho como en un trono
Medio de capa terciado
Camisa, largo ha anudado
Al pañuelo de color
Prendedura al tirador
Hecha con cinco botones
Y un cuchillo hace sus dones
Mostrando un cabito flor.
Las bolas a la cintura…
¡Un rebenque chicuelón!
Apoyado al cinturón
De tosca y casera hechura
El lazo no lleva usura
En los rollos que amancilla
Cuelga libre la presilla
Con el botón deshojáu
Y el ojal libre ha quedáu
¡Cerquita de la rodilla!
Chiripá, calzón metido
En las botas bien sobadas
La puntera recortada
Dando a la pata albedrío
Las espuelas fierro han sido
Las alzaprimas de cuero
Lo muestran a un hombre entero
Con franqueza en la mirada
Y una barba recortada
Sin mano de peluquero.
Detrás… se ven unos palos
Atados con unos tientos
Y se adivinan contentos
Porque hay paso a los dos lados
Son retranca y decorado
Allende del montecito
Donde de un cielo infinito
Se cae un poco de verde
Y el pensamiento se pierde
En la lejura...al tranquito…

Versos de Rubén Ibero

martes, 4 de marzo de 2025

LA FLOR DE DUGGAN

¡Después de la tempestad!

que a la noche castigó
El hombre se le animó
Al frio y a la humedad.
Si al fin...¡tanta soledad!
¡Cala igual hasta los huesos!
Y a lo mejor ex profeso
Le pidió el viaje al lobuno
Que en su genio caballuno
Bastante entendia de eso.
¡No la esperaba encontrar!
A la bella flor del pago
Mientras el border amagos
Le hacia para jugar
Ella, habia ido a comprar
Lo que compran las mujeres
Cosas...para los quehaceres
Que urgen en una casa
Tras la lluvia que machaza
Recordó falta de enseres.
Al cruzarse ,sujetó...
El paisano a su montado
Y aunque nervioso y turbado
De esta manera le habló :
-Moza ahora que escampó
¡El aire la hace más bella!
A las flores no hace mella
Una lluvia nocturnal
Al otro día es normal
Que brille como una estrella.
La mujer se revolvió
En su lugar mansamente
Y mirándolo de frente
De frente le contestó :
-No se si merezco yo
El poder de ese requiebro
Pero en su palabra enhebro
Cumplidos de disparate
Si gusta tomar un mate
No he de soltarle los perros.

¡Y ahi nomás! se apeó de un salto
La gorra, se la quitó
Junto a la jovén se vió
¡Sin creer llegar tan alto!
Le dió la mano de asalto
La niña se la quitó...
¡Pucha que tonto pensó!
Ya habrá tiempo para eso
Y reparando en un beso
Con los mates...se apañó.
Versos de Rubén Ibero

jueves, 13 de febrero de 2025

EL BAILE EN LO DE ESTEVANA

 Que baile, Cristo me valga!

De aquello de estilo criollo,

en donde se larga el rollo

y salga por donde salga!

Hubo asado y de la nalga

a eso de la media noche,

de yerba se hizo derroche

y también de tortas fritas

que amasaron las chinitas

Candela y Paula del Broche.

 

De temprano ya se vía

animada la reunión

y sonaba el acordeón

con bastante algarabía.

Era un taita que se había

enamorao de Isabel,

una gringa que es la miel

más dulce y apetecida,

alta, linda y derretida

como azúcar de pastel.

 

Cebaba mate Asención,

una morocha elegante

y era pa’ bailar… de aguante

en el mesmo pericón

y bailando, en el montón

estaba Amalia la indina,

una criollita divina

changüisera que da miedo,

que le hace chupar el dedo

al platero de la esquina.

 

Después estaba María

la botija coquetona,

con unos ojos de leona

y los labios de sandía,

y les garanto que olía

a pacholí la tal moza.

¡Qué rubia más cosquillosa

para bailar la milonga!

Sino que lo diga Monga

que andaba en la refalosa.

 

Después pa’ cuidar el rancho

estaba la linda Andrea,

la de cuerpo de batea

y los ojos de carancho.

Hizo conquista con Pancho

el hermano de Estevana

y perdió una caravana

en medio del entrevero

¡cómo le sudaba el cuero

a la maldita paisana!

 

Y que bochinche se armó

al último, santo Cristo!

Hubo que sin ser visto

a una dama pellizcó,

la endivida corcoveó

y gritó aquí, gritó allá,

se quedó en la escuridá

la sala, porque al momento

apagó un gaucho de intento

la luz. ¡Qué barbaridá!

 

Cuando la luz se prendió

la autoridá fue dentrando

y el criollaje recelando

puerta ajuera disparó

Paulita se desmayó

y a mí me gustó la cosa,

pues le regalé una rosa

a una china que acetó…

Y la farra terminó

muy linda y muy borrascosa.

                 (Canelones, ROU, 1905)

Versos de CAMALOTE

miércoles, 15 de enero de 2025

DOMADOR Y RESERO

 Quise volver al pasau

a través de la distancia

para recordar la estancia

y los potros qu’he domau.

¡La pucha si he zamarriau

brutos de todo pelaje!

No olvido cuando en los viajes

que me tocaba rondar

cuántas veces jinetiar

emponchau entre’l vacaje.

 

Hoy, sentau bajo el alero

en la distancia me miro

con la madrina de tiro

y un manso como carguero.

Si habré elegido potreros

en esos viajes cansinos!,

que hubiera aguada o molino

o algún monte de reparo,

y atar la yegua en un claro

no muy lejos del camino.

 

Me recuerdo acomodando

cabrestos, riendas, bozaless,

maneas, pa’ los baguales,

porque con frío, ensillando,

siempre hay que andarse cuidando

de un arisco o patiador;

yo a veces el maniador

le echaba, pa’ asegurarme

que no fuera a quitarme

al cometer un error.

 

Si habré maniao el cencerro

de noche en campos ajenos

y si habré trabau el freno

pa’ que no me oigan los perros.

Y como lo dijo Fierro

contemplando las estrellas

que hasta parecen más bellas

cuando uno es más desgraciau,

me acostaba en el recau

siempre al costau de la huella.

 

Si habré aguantau chaparrones

andando por los caminos

en este suelo argentino

por diferentes regiones,

con vientos y cerrazones

cuidando en la cabecera

que ninguno se perdiera

o se quede en el camino,

así, al llegar a destino

entregar la tropa entera.

 

Si habré soportau calores

de los soles de verano,

y si habré cruzau pantanos

en inviernos heladores.

Cuántas veces los rigores

de un arisco o de un macaco,

otras veces de un bellaco

que me sacaba apurau

a dos manos agarrau

más ligero que un guanaco.

 

Versos de Hugo Pino

viernes, 10 de enero de 2025

TUS OJOS

 Te dentré con un amago

y vos, sonriendo ladina,

quisite que juera, china,

el dueño’e ‘la flor del pago’;

y cuando con un halago,

poniendo mi alma de hinojos,

le respondí a tus antojos

y te canté conmovido,

te miré y quedé prendido

en el beso de tus ojos.

 

Hoy pienso que sos aqueya

china dulce que almiraba,

cuando los ojos alzaba

campiándote en una estreya,

y que al hayarla en mi güeya

antes sembrada de abrojos,

con miel en los labios rojos,

nido ‘e caricias y amores

hiciste brotar las flores

en mi senda, con tus ojos.

 

Soy lonja cruda, y un ruego

tuyo, me deja sobao

si en tu abrazo acorralao

maniao a tu amor m’entrego;

y si se da güelta el juego,

al rato, ni los despojos

te quedan de los enojos,

que son, al fin, puro mimo,

pa’ ver si ansina me arrimo

a besuquiarte los ojos.

 

Versos de Salvador Riese

jueves, 9 de enero de 2025

TU MOÑO DE SEDA ROSA

 Aleteaba tu pañuelo

como ave presa en tu mano

y tu pie, breve y liviano

rozaba apenas el suelo.

Despertaste así mi anhelo

en una zamba armoniosa

en que fingías, donosa,

rehuir el asedio mío

y lucía en tu atavío

un moño de seda rosa.

 

Ignoro que hechicería

o porque extraño motivo

de un moño el simple atractivo

exalta mi fantasía.

Veo en la noche sombría

de tu crencha relumbrosa

la aurora, que ruborosa

anticipa la mañana,

cada vez que la engalana

tu moño de seda rosa.

 

Más que tu boca encendida,

que es brasa donde se quema

y explota el ansia suprema

de mi pasión contenida,

a mi recuerdo prendida

llevo la cinta vistosa

que trocaste habilidosa

en ave que intenta el vuelo,

en adorno de tu pelo

y en moño de seda rosa.

 

Se apaga en mi pensamiento

tu talle airoso que emula

al trigal, cuando lo ondula

el blando peine del viento,

pero fracaso en mi intento

de olvidar la mariposa

que en tus cabellos se posa

abriendo en ellos sus alas,

cuando corona tus galas

el moño de seda rosa.

 

Ni tus brazos bien torneados,

cárcel de gloria en que preso

gusto el néctar de tu beso

en tus labios codiciados;

ni tus ojazos rasgados

de caricia luminosa,

son obsesión que me acosa

en los sueños y en la ausencia,

con la tenaz persistencia

del moño de seda rosa.

                           (Anterior a 1947)

Versos de Salvador Riese