Un hombre
piensa y camina
-gaucho de
estampa sencilla-
mientra’oserva
la tropilla
que le
falta la madrina;
ya no está
“La Golondrina ”
aquella
yegua mentada
que’n más
de una jinetiada
dejó al
montador de a pie.
En Fortin
Dolores fue
una tarde
desgraciada.
Estando pa’
la final
sale con
Alfredo Díaz
y nadies
pensar podría
aquel
destino fatal;
ya nunca
entrará al corral
ni andará
por el potrero;
la estrañan
sus compañeros
porque
andan como estraviao
y queda un
bozal colgao
en el galpón
de Marrero.
De corazón
oprimido
hoy me puse
a cavilar,
con
tristeza a recordar
lo que’n mi
pago ha ocurrido.
Qué gaucho
no habrá sentido
lo que le
estoy recordando,
si hasta vi
hombres llorando
la muerte
des’te animal.
Fue un
acidente casual
pues se estropió
corcoviando.
Recuerdan
los montadores
aquella
yegua overita
que vino a
morir invita
en campo ‘e
Fortín Dolores;
ella bajó a
los mejores
jinetes de de
nuestro suelo,
no
soportaba el pigüelo
cuando
entraba a corcoviar,
y al
nombrarla en mi cantar
tengo que
usar el pañuelo.
Ya no está
en las carteleras
pa’ los
premios especiales,
difícil que
otra la iguale
a la
reservada overa,
que con
bastos y encimera
siempre se
hizo respetar,
nadie llegó
a jinetear,
siempre
salió vencedora,
y.. con el
cencerro, ahora
¿quién
ocupa su lugar?
Hoy no está
en “Los Inocentes”
por las
cosas del destino,
ni marchará
en los caminos
como antes
marchaba al frente.
Hoy es
recuerdo en la gente
y en las
fiestas campesinas
aquella
yegua madrina
orgullo de
un gaucho obrero:
de la
tropilla ‘e Marrero,
¡la famosa
“Golondrina”!
Versos de Carlos
E. Rolón
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