a
gatitas ilumina,
cuando
en el cerco’e mi china
la
besa una lus temprana,
cuando
la tarde la gana
ayá
frente a la laguna,
cuando
en la noche, la luna
porque
la quiere la abrasa,
¡es
la muestra de mi rasa
y
qué linda está la tuna!
Como
mi rasa, es altiva,
porque
si a chochear empieza,
tiene
pronta otra cabeza
como
pa’ mirar arriba.
Orguyosa,
siempre viva
su
verde enseña enarbola,
con
colores de amapola
o
con rayos de naranja,
¡está
mostrando una franja
pa’
defenderse eya sola!
Así jue el hombre senciyo
que
sólo campos comió,
que
pa’ vivir le bastó
el
corazón y el cuchiyo;
dejó
lesiones pa’l piyo
que
vive de los demás,
pero
él murió y vos está
pa’
pincharlo en sus recodos
y
pa’ que lo sepan todos
con
tu historia vivirás.
Vos
te has ráido de la muerte;
si
sus palas te han cortao
dispacio
has resucitao,
con
ráis cada ves más juerte.
Consolate
de tu suerte
que
bebió la soledá,
si
el mundo tal como está
apesta
en la companía:
¡vos
sos tan amiga mía
como
el canto del sabía!
Vos
no sos de los carneros
que
siempre van en majadas;
vos
estás solita, airadas
como
los crioyos sinceros;
vos
no cambias los aperos,
vos
no herís si no te ofenden,
no
sos de los que se escuenden
porque
estás mostrando púas,
que
la sangre‘e los charrúas
y
su soledá defienden!
Tu
continente agayudo,
sin
reculación ni alarmas,
es
como un “¡Presenten Armas!”,
es
un rústico saludo.
Pa’l
gaucho sos un escudo
si
no tiene fe ninguna,
porque
si en la loma, alguna
esperansa
te ilumina,
¡es
la bondá de la china
y
la verdá de la tuna!
(anterior
a 1939)
Versos
de Juan
Carlos Sabat Pebet
(uruguayo)
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