Por un silencio rodeao
me quedé
instantáneamente
al recibir derrepente
un mensaje inesperao.
Del mesmo modo han
quedao
aquellos que han conocido
y convivir han podido
rodeao de afecto
sincero,
con ese viejo resero
que de este mundo se
ha ido.
Eduardo Traut, al
nombrarlo
hace punta la razón
y es una satisfacción
con un verso
homenajearlo,
al mesmo tiempo
pintarlo
tal cual como en vida
ha sido,
y tenerlo merecido
por ser hijo de este
suelo
que fue seguidor
señuelo
pa’ darle rumbo al
perdido.
Pa’ las huella’ había
nacido
y en las huellas fue
creciendo
y en las huellas fue
aprendiendo
lo que otros habían
sabido;
en las huellas bien
curtido
las distancias
acortaba,
de día o de noche
marchaba
asegún el caso dao,
y durmió sobre el
recao
cuando un resuello
buscaba.
En las huellas lo
siguieron
sus pingos y la
madrina
y en la más dura
fagina
siempre a su lao
estuvieron.
Pingos criollos que
supieron
de la primer agarrada,
lo que fue una
palenqueada,
un galope, un manoseo…
Porque pa’ Traut fue
un floreo
tener tropilla
entablada.
En la huellas ha dejao
consejos que supo dar
al que se puso a la
par
pa’ que no ande mal
pisao.
Sus virtude’había
llevao
a la estampa personal,
y en la puerta de un
corral
con todo lujo pialaba
o campo afuera
enlazaba
al más chúcaro animal.
De pagos que ha
conocido
las cuentas hay que
perder
pero fue el mayor
placer
que resereando ha
tenido,
y si era desconocido
el pago donde llegaba,
con prudencia se
arrimaba
a lugares de reunión,
y entraba en
conversación
si la confianza ordenaba.
Un lazo quedó arrollao
desprendido’e la
sidera,
la cincha y la
encimera
con lo demás del recao;
un cencerro se ha
quedao
en silencio,
acompañando
a un rancho que está
notando
la ausencia de su
patrón
que anduvo en
cualquier rincón
al gaucho,
representando.
Versos de Rodolfo
Nicanor Kruzich
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