miércoles, 24 de junio de 2020

POR LOS PERROS

Yo estaba junto al fogón
por ingerir un torcido
que un mal domao por descuido
me lo cortó de un tirón.
Sentí el ruido del portón
y me enderece áhi nomás
y oservé al mirar pa’tras
que con tranco decidido
y con el ceño fruncido,
se acercaba el capataz.

Me dijo: “-Lo vengo a hablar
antes de que’l sol alumbre
porque’n la estancia hay costumbres
que usté debe respetar;
me va a tener que escuchar
y espero que me comprenda
o mejor dicho me entienda
porque’s orden del patrón,
que no quiere ver que’l pión
ande con perro en la hacienda.”

-Me sorprende francamente
que me cause este imprevisto,
si usté mismo los ha visto
que son buenos y obedientes,
me acompañan diariamente
trabajando sin desmayo,
y en la manga, le detayo,
donde usté hace andar de a pié,
se quedan echao los tres
donde yo dejo el cabayo.

-Para la vacunación
pienso, no se habrá olvidao,
cuando usté no echó el recao
no sé porque situación,
ellos me hicieron de pión,
y a más, le recordaré,
que andaba contento usté
mientras que yo, muy horondo,
solo, en la manga del fondo
toda la hacienda encerré.

“-Yo no vine a discutir
ni a causar ningún desorden,
el patrón me dio esa orden
y usté la debe cumplir!”
Y empezándome a reír
le dije: -Tiene razón,
yo sufro esta situación
por pionar entre el gringaje,
ya viá juntar mi pilchaje
y usté, ¡búsquesé otro pión!


Versos de Mario Almirón

(basado en un hecho real)




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