domingo, 28 de abril de 2013

ENTRE OTRAS PRENDAS CAMPERAS

Colgado de una tijera
de mi rancho ya ladeao,
tengo un rebenque pesao
entre  otras prendas camperas;
de papada es la sotera
bien sobadita, y el cabo
es corazón de guayabo
retobao con tiento fino,
me lo osequió un correntino
que supo andar por mi pago.

Pucha, si pudiera hablar
las cosas que contaría,
de mis bravas correrías
de cuando sabía domar.
Hasta puedo asegurar
-y no es por contar grandezas-
que lo hizo andar con presteza
a más de un gringo pulpero,
pues era como sombrero
p’andar sobre las cabeza.

Y áhi también está mi lazo
que tuvo trece brazadas, 
con él en mis camperiadas
probé el rigor de mi brazo.
El pobre ya está viejazo
y está medio ramaliao
y tan solo le han quedao
el cascabel que cantaba,
cuando en las guampas entraba
de algún toro refugao.

Y un par de espuelas caladas
que fueran todo mi orgullo
en los tiempos en que a un grullo
en pelo me le sentaba;
y cuando me le pegaba
como tigre a la clinera,
cuando salía campo ajuera
haciendo temblar el suelo,
al cimbrar de los pigüelos
y al chasquiar de la sotera.

Versos de Sebastián Mendoza

(De una recopilación de Antonio Rodríguez Villar,
a la que me he atrevido corregir algunas palabras,
adaptándolas al modo gaucho)         

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