Por su intermedio aparcero
amigo Abel si por áhi,
lo ve a don Carlos Loray
lo felicita primero,
por su relato campero
donde a lo crioyo se arroga
un legao que no deroga,
el más contrario de Hernández
y le avisa: un potro grande,
tengo pa’ probar sus sogas.
Si era grande el mancarrón
que le agarró a don Urbano,
le digo, mi bayo ruano
más bien parece un galpón,
es hijo de un percherón
la madre es Anglo-Normando,
y no es para andarlo atando
con tira’e ropa interior,
cuando le eche al atador
casi mil que anda pesando.
Que las va a probar tranquilo
se va a quedar don Loray,
cuando se afirme caray
y dentre a echarle los kilos.
Y lo va a tener en vilo
al palo duro es un echo,
porque es forzudo el desecho
prueba de eyo es un torcido,
que está colgao ingerido
como de adorno en el techo.
No crea que’n Madariaga
no queda algún domador,
que les aplique el rigor
a potros como ese plaga,
ni tampoco por la paga
ando arisquiando el bolsiyo,
sino muy simple y senciyo
yo le mando el bayo ruano,
pa’ que no pierda la mano
ya que entregó el doradiyo.
Cuando salga pa’ Cañuelas
Carlos Isla en el camión,
le mandaré el mancarrón
bajo su gaucha tutela,
si pasa la portezuela
de la jaula es pan comido,
porque es anchazo el fornido
y de alzada ni le cuento,
que parece un monumento
sobre una loma esculpido.
Gracias Abel amigazo
por hacerme la gauchada,
de darle a la paisanada
por su intermedio un abrazo,
y con Loray un gustazo
va a ser estrechar su
diestra,
cuando otra obra maestra
de aqueyas de su autoria,
se acoyare con las mías
trenzando las cosas nuestras.
Versos de Felipe Olivera Moreno
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