Al
borde de la abertura
y en
las hilachas del fleco
un
tono de pasto seco
riza
su indócil tiesura;
color
de espiga madura
o de
lapacho mojado,
olor
de campo soleado
y de
mañana de lluvia,
estira
una gracia rubia
de
ruano recién tusado.
Su
diversidad ondea
con
seguro cumplimiento
entre
las alas del viento
o el
quite de la pelea;
en el
hombro balancea
el
descanso de un felino,
tiene
rastros de camino
y de
trabajo tenaz,
como
todo el que es capaz
de
acompañar un destino.
Simpleza
rectangular
sobre
la grupa, varía
adorno
por gallardía
si se
lo sabe llevar;
donaire
del galopar
y
galanura del paso,
es un
seguro retazo
de
refugio suficiente
para
hacer cama caliente
en
medio del campo raso.
No
hay prenda que más se quiera
ni
que se cuide mejor,
no se
toca sin amor
ni se
le presta a cualquiera,
como
cobija o bandera
sabe
ser tierno y ser fuerte,
y
compañero de suerte
en el
correr de la vida,
debe
ser sombra tendida
sobre
la paz de la muerte.
Versos de Miguel D. Etchebarne
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