Salí temprano a boliar,
aprovechando la fresca
y en cuanto el s’hizo yesca
me decidí a regresar;
nos debíamos cuidar
por algún malón aislao,
y aunque avestruces cortao
vi como yendo de paso,
malicié, que por el mazo,
los habrían corretiao.
Pero al subir una loma
que la yanura
resalta
vi que mi tropiya falta
y la primer duda
asoma.
El “moro pampa” es
paloma,
es mi corazón que
avanza
procurando en
lontananza
hundir la
imaginación,
porque sepulta el
malón
¡hasta la cerda su
lanza!
¡Jamás sentí sobre’l
cuero
una sensación tan
fiera!
en furibunda
carrera
rayo el “moro” en
el alero,
por saber me
desespero
si a Anastacia la
han robao
y entro al rancho
ilusionao
con una esperanza
cierta:
antes de
encontrarla muerta
que se la hubieran
yevao.
Al entrar nomás,
comprendo
que la pobre sigue
viva…
aunque hacia el
infierno iba
aqueya infeliz,
muriendo.
Por instinto voy
corriendo
a buscar tras de un
horcón,
donde escuendo un “remigtón”
que se lo gané a un
milico
¡apenas por el
hocico!
siendo el “moro”
redomón.
¡Son pocos!... eso
me alienta,
cuantimás, siete -presumo-,
y se podrán hacer
humo
si los alza una
tormenta.
Mi “moro” ya tenía
menta
de guapo en la
travesía
y aunque trajinao
venía
sé que en él puedo
confiar,
lo he podido
comprobar
caminando noche y
día.
Y ya partí, sin más
tregua
que la que el caso
precisa;
ellos no van muy de
prisa,
me habrán sacao…
cinco leguas
vacas, tropiyas y
yeguas
les hacen lerdo el
andar,
de noche van a’vanzar
¡esa es mi
oportunidá!,
Dios… si su ayuda
me da
jamás le podré
pagar!
El fin de mi
travesía
sin ladero ni
compadre,
es peliarlos donde
cuadre
con la juerza que
tenía.
Por mi prienda
dejaría
hasta el último
laurel…
supe en el momento
aquel
que su esperanza es
mi suerte
y que mi muerte es
su muerte
en las manos del
infiel.
Calculé que la
manera
pa’ vencerlo al
forajido
es sorprenderlo
escondido
del lao de la
delantera.
Ni sospecharon
siquiera
de tan demente
epopeya
y casi l’última estreya
vio entre la
espesura parda,
¡un lión!, que al
salvaje aguarda
agazapao en la
hueya.
El relincho de un
potriyo
los anuncia a la
distancia
y siento el pecho
un ansia
que se ciñe en el
gatiyo.
Tantié el calce del
cuchiyo,
miré al “moro” de
reojo
oculto por el
abrojo
¡bien estirao!,
largo a largo;
ansina podía
dejarlo
sin manea ni
tramojo.
Noté en aqueya
ocasión
que Dios a mi lao
estaba
porque’l coraje
esplotaba
más y más mi
corazón.
La esperanza: ¡el
remingtón!,
en la lucha
desigual.
Y en el silencio
total
solo se escuchan
las patas
como arpegiando las
matas
en una marcha
final.
Apareció el primer
bruto
que asoma en el
firmamento
viene en punta, y
al momento
el indiaje en
absoluto.
Cuando el primer
pampa enluto
se armó un tremendo
regüelo,
yo que estaba
contra el suelo
vi como todo se
espacia,
y al que yevaba a
Anastacia
cuando cerró los
pigüelos.
Grité que lo
amalcornara
y eya en la cruz,
como pudo,
al espueliarlo el
clinudo
ayudó a que se
boliara.
Ayí perdió la
tacuara
y yo, que me hayaba
alerta,
al ver que mi gaucha
acierta
a escapar en ese
trance,
lo mandé pa’ que
descanse
ande ninguno
despierta.
Se vinieron sobre
el pucho
otros tres, al
verme solo,
y cayó como
chingolo
al que le apagué un
cartucho.
Me encaró un fiero
matucho
con gritos de
estremecer,
pero mi prienda al
caer
se levantó con la
lanza
pa’ que le entierre
en la panza
el odio de esa
mujer.
Un bolazo me saqué
que me rozó en el
costao
pero al pampa
encarnizao
el pingo le
manotié,
el fierro
desenvainé
en cuanto estuvo en
el suelo,
quería terminar el
duelo
por si venían los
demás
y en dos entradas
nomás
se fue gritando pa’l
cielo.
Luego, el silencio
total
…solo el pulso que
galopa,
o alguna balar en
la tropa
o el relincho de un
bagual.
Cuando un yanto
emocional
suelta mi pobre
Anastacia
me consume su
desgracia
en un abrazo
infinito,
mientras le hablo
despacito
de su invalorable
audacia.
Y después que una
oración
el sentir nos
entablara
yo le pedí que
mirara
la solitaria
estensión,
le dije: En esta
ocasión
el Señor nos ha’mparao
rejuntemos el
ganao,
agarremos la
madrina
y vayámonos, mi
china;
que’sto quede en el
pasao.
Versos de Julio
H. Mariano
No hay comentarios:
Publicar un comentario