Le
canto al esquilador
a
máquina o a tijera,
porque
de las dos maneras
tienen
el mismo valor;
obrero
leal, luchador,
que
debajo de un tinglao,
a
veces en cualquier lao
dentro
de un brete o corral,
lo
trabaja al animal
para
largarlo esquilao.
A
galpón o en cualquier planta
que
hasta puede ser un tala,
con
su pilchaje se instala
poncho,
cobijas o mantas,
mientra’escucha
como canta
un
gallito tempranero,
lo
resplandece el lucero
que
le anuncia el madrugón
y
él va por un cimarrón
junto
con su compañero.
Con
un saludo matiza
esa
linda madrugada
y
hay una pava tiznada
que
espera entre las cenizas;
busca
una rama y la pisa
para
quebrarla mejor,
de
la llama el resplandor
sale
entre troncos y brasas
y
el le pone un cacho’e grasa
pa’
que se prienda mejor.
Y
el mate de mano en mano
va
pasando muy tranquilo,
hay
tiempo de mirar filo
porque
entuavía es temprano,
los
‘ovejeros’ baquianos
torean
a la majada,
y
balando alborotada
llama
la madre a su cría
y
empieza a venir el día
que
anuncia nueva jornada.
Versos
de Carlos
Salvador Luján
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