donde no me fue muy bien
eché pie en un almacén
que lo encontré de pasada.
Y con la panza afirmada
al borde del mostrador
algo tristón ¡si señor!
por la pérdida sufrida,
dentré a mirar la bebida
con ojo calculador.
Había
de tuitas layas
en
tamaños y colores,
algunas
hasta con flores,
lisas,
cuadradas, con rayas,
coloradas,
negras, bayas,
y
encontré al andar hurgando,
no sé
ni cómo ni cuándo,
que
algún gurí le aproveche:
una
botella de leche
que
andaba de contrabando.
Vi botellas
empezadas
y
otras que andaban tecleando,
una
de lejos gritando
su
bebida adulterada;
otra
con fama ganada
por
una existencia honrosa,
algunas
sucias, roñosas
y
rompiendo la armonía
vi
varias estanterías
copadas
por las gaseosas.
Carculo
que los humanos
forman
otra estantería,
porque
su mercadería
suele
ser de varias manos;
sabido
que entre cristianos
los
hay burro’, inteligentes,
atentos,
indiferentes,
maulas,
guapos y embrollones
y no
faltan figurones
que
son falsos influyentes.
tenga mano que’sta es mía,
prepáremé una sangría,
corte un chorizo casero…”
yo
bichando el entrevero
y sin
llamar la atención,
descubrí
allá en un rincón
algo
que el hombre celebra:
lleno
de güeña ginebra
sereno
estaba un porrón.
Versos de Osvaldo
Andino Alvarez
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