sábado, 24 de junio de 2023

EL REGALO DE MI AHIJAO

 El canto de un criollo hornero

la despierta a la mañana

y el aroma de retama

perfuma el aire surero.

Pa’ más es cuatro de enero.

¡cumple trece años mi ahijao!,

y aunque’n verdá ya han pasao

seis meses que no lo veo,

se está chasqueando muy feo

si piensa que m’he olvidao.

 

Le compré este “colorao”

en Pagos de Tapalqué

con unos pesos que ahorré

y otros que pedí emprestao.

Áhi lo tengo embozalao

dispuesto pa’ la tuzada

y atento con la mirada

como decirme quisiera:

“cuidao con esa tijera

que está recién afilada”.

 

Después de la desbazada

lo viá soltar, que retoce,

pa’ que su brillo reboce

ya le pegué una bolsiada,

mi constancia es muy mentada

por el cuidao de mi pingo

pues sin verlo lo distingo

con solo tantearle el tuse

siempre hay huella que me acuse

por baquiano y no por gringo.

 

A mis codiciaos braseros

también se los viá a osequiar

-los mismos que hacían hablar

a los ricos estancieros-;

tendrá mis mejores cueros,

mi poncho pampa araucano,

y el “alfajor” toledano

encabao con plata vieja

(el que grabó en una reja

mi corazón de paisano).

 

Tuitas mis pilchas mejores

se las voy a regalar,

las que han querido comprar

gauchos muy conocedores;

las bombas y pasadores

tendrán otra vez su brillo,

los que a cincel y martillo

dio forma un viejo platero

pa’ que mi orgullo surero

luciera en mi doradillo.

 

En cuantito haya aclarao

ya pienso salir tranquiando

y una caña gargariando

pa’  dir bien despabilao;

es el santo de mi ahijao

y hasta verlo me imagino

vistiando en medio ‘el camino

gritando desaforao:

“-¡Tata… tráin un colorao…

Seguro que’s mi padrino…!

 

Versos de Martín Esquivo

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