Palo a pique es el corral
de la primitiva estancia,
símbolo fiel y constancia
de una edad tradicional;
se pierde, y es natural,
que se pierda en los momentos
que no dejan ni cimientos
de algo que el pasado indique,
cuando como palo a pique
debían ser los sentimientos.
Cada palo, cada nudo,
guarda como una leyenda
de las tareas con la hacienda
que realizó el gaucho rudo;
hoy queda como un escudo
alguno que otro… perdido,
que está añorando el balido
de la hacienda acorralada,
el reino de una manada
o al dueño ya sucumbido.
Él vió al paisano jovial,
por un cigarro, y cual broma,
largarse de la maroma
sobre el lomo de un bagual;
y aunque irónico el cardal
hoy lo tiene acorralado,
sigue firme y bien plantado
de ñandubay o quebrachos,
rememorando esos machos
estancieros del pasado.
Versos de Charrúa
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