(relato)
1
Yo
nací en suelo pampeano,
a
“La Pampa”, por trabajo,
la’nduve,
de arriba a’bajo
en
invierno y en verano,
supe
oficiar de baquiano
en
más de una cacería,
de
áhi que tengo la baquía
de,
conocer, que le conste,
fachinal,
médano, monte
y
toda su geografía…
2
En
la estancia “El Pangaré”,
lindante
a “La Overa Guacha”
qu’está
saliendo de Acha,
como
quien va pa’ “Quehué”
varios
años trabajé
en
ese establecimiento,
el
tiempo con paso lento,
l’echa
luz, a mi memoria,
y
allí sucedió esta historia
que
ya nomás se las cuento…
3
Por
orden del estanciero,
fui
a rejuntar la majada
que
encerré en una ensenada
donde
aparté, cien corderos…
los
llevé hasta otro potrero,
trabajando
sin cachaza,
y
cuando la noche abraza
al
campo, con cierta bruma,
me
dentró en el lote un puma,
como
pancho por su casa.
4
El
puma que había bajau,
sigiloso
y oportuno,
casi,
no me deja ni uno,
de
los cien que había apartau…
muy
astuto, el condenau,
que
tanto daño causara,
eso
hizo que me enojara
y
ante tal carnicería…
pa’
mis adentros decía,
“esta
te va a costar cara”.
5
Y
les solté a los demás…
palabras,
que’l odio suma,
“-Hasta
que no encuentre al puma,
al
puesto, no vuelvo más”
y,
así sin mirar atrás,
para
el monte enderecé…
lógicamente,
que alcé,
la
cantimplora, un ponchillo…
el
revolver, el cuchillo,
y
un solo perro, “El Painé”…
6
Cuando
la dicha, me alcanza,
de
cortarle el rastro al “león”
sentí
un enorme alegrón,
abrigando
la esperanza
que
semejante matanza
no
fuera a quedar impune,
y
en lo que’l suelo reúne
vi
con la vista azorada…
que’ran
aquellas pisadas
más
grandes que las comunes…
7
El
tiempo que lo rastrié,
me
dio su fruto, canejo…
“Este
no debe estar lejos”
-en
silencio medité-,
de
los ojos de “Painé”
se
desprendió un chisperío,
pero,
yo le aplaqué el brío,
porque’s
de esos perros leales,
si
no lo chumbo no sale
ni
a la rastra de al lau mío.
8
Y
en cuantito el fachinal
entreabrió,
su entraña oscura,
y
se ralió la espesura
por
mandato natural…
pude
verlo, al animal
sobre
de un caldén caído,
bien
a lo largo tendido,
el
sol, cayéndole a pleno…
de
puro agotau y lleno,
completamente
dormido…
9
A
juzgar por su figura
por
lo cabezudo y grueso,
por
el tamaño y el peso
no
era normal su estructura…
como
quien no le da usura
al
ansia que lo acollara,
antes
que se despertara
la
distancia calculé…
y
entré a chumbarle a Painé,
para
que me lo empacara…
10
¡Qué
salto pegó el salvaje!
y
se encrespó como un cerro
cuando
vio venir al perro
entre
el ruido del ramaje,
y
sin que nada me ataje
me
le fui al humo áhi nomás,
y
al ver bien al montaraz
me
resultó impresionante…
bien
fornido de adelante
y
medio achatau de atrás.
11
Sobre
su cuero gateau…
le
resaltaban algunas,
manchas
redondas, lobunas,
que
le vide a cada lau…
“Painé”
estaba reatorau
porque
no tenía respiro,
zafó
con un par de giros
y
antes de que me lo aprese…
le
gatillé cinco veces,
y
no me salió ni un tiro!
12
Como
luz pelé el cuchillo
el
perro le atajó el paso,
pero
recibió un zarpazo
que,
lo tiró hecho un ovillo…
su
mirada cobró brillo
sanguinario
y asesino,
yo
pensaba que el felino
libre
del perro huiría…
¡qué
gran error, Virgen mía!,
con
qué angurria se me vino.
13
Yo
agazapau lo esperaba,
el
poncho arrollao al brazo
que
de aguantarle zarpazos
hecho
girones quedaba…
el
gruñía, yo putiaba,
los
dos con mala intención,
como
contraposición
se
me venía hecho un ovillo,
y
mostraba los colmillos…
yo
le enseñaba el facón.
14
Al
facón lo respetaba
y
yo pensé que aquel pillo,
ya
habría probau el cuchillo
en
otra trenzada brava,
cada
vez más me apuraba
y
yo a bajarlo me aferro…
de
punta le mandé el fierro
hasta
que al fin lo prendí,
una
le encajé por mi,
y
como diez por el perro…
15
Y
en cuanto cayó vencido
por
Dios que me persigné
y
me fui a ver a “Painé”
que
exhaló un débil quejido,
estaba
muy mal herido
por
bravo, leal y corsario,
“-Lo
que te hizo el sanguinario
yo
te lo voy a curar,
aunque
tenga que estudiar…
pa’
dotor veterinario”.
16
Descansé
un rato y me alcé
con
el cuero de la fiera,
que
posiblemente era,
cruzau
con yaguareté,
despacio
al perro cargué
que’n
verdá’estaba hecho escombro
llegué
al puesto ante el asombro
con
un cansancio machazo,
el
perro herido en los brazos,
y
el cuero del puma al hombro…
17
Y
esta es la historia total…
que
los mantuvo en suspenso,
si
todo tiene comienzo
también
tiene su final…
Si
cree que es o no real
eso
depende de usté,
fue
en la estancia “El Pangaré”
lindante
a “La Overa Guacha”
que
está saliendo de Acha…
como
quien va pa’ Quehué…
Versos
de Jorge
A. Soccodato
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