sábado, 11 de febrero de 2017

OCASO

OCASO

Con flecos grises de yuvia
se había emponchao la tarde
y el viento creció angustiando
ramas desnudas de sauce
el frío, oviyaba perros
ayí donde iban a echarse
y cuando las horas lerdas
mañeriaban pa’ marcharse
pa’echar por delante el tiempo
solía ensiyar su mate.

Los años manea redonda
que nadie puede sacarse
al acortarle su tranco
le achicaron el paisaje
y él, que montao en sus moros
no envidió el vuelo’e las aves
ni preguntaba ¿pa’ donde?
cuando le salían viajes
se le hacen leguas los metros
que hay desde’l fogón al catre.

Curiosidá de gramiya
borra el patio al atracarse
y se confunde el alero
con los verdes cicutales
del potrero sin tropiya
se adueñaron los cardales
y el silencio de un cencerro
que escucha por todas partes
le va amadrinando penas
que’n su alma van a rodiarse.

Desde la puerta del rancho
mirando pasar la caye
de tanto buscar distancias
sus ojos solían nublarse
y se iban con una tropa
por mil rumbos y parajes
parajes que yevó el tiempo
pero como él no sabe
desensiya y hace noche
rondando sueños baguales.

Y así se marchó su vida
lo mismo que aqueya tarde
con su tropiya’e recuerdos
reseriando soledades
su nombre por los fogones
siempre se toma algún mate
o entra en las pulperías
y se acoda entre’l gauchaje
pues no murió aquel resero
solo se fue en otro viaje.


Versos de Ricardo “Tito” Urnissa 

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