En la esquina de Liceaga
que’s una esquina’e reseros,
vi tropilla y parejeros
de cuanto gaucho llegaba;
unos venían por la taba,
otros por oír cantar
y muchos para tomar
algunos tragos de caña,
esa inolvidable maña
para el vicio despuntar.
Entre las tantas tropillas
que vide en ese lugar
una les viá a detallar:
pingos flores, maravillas,
redondo como bolillas,
no hay desecho ni mañero;
su dueño, es un resero,
un tal Juvenal Barbosa,
que trabaja’e cualquier cosa
¡linda planta de surero!
Mansa como un perro viejo
va adelante la madrina,
chiquita, criolla, muy fina
y es de pelaje “azulejo”;
badajea bien parejo
el cencerro al caminar,
un “moro” le va a la par,
le sigue un “aporotao”,
relincha un “bayo encerao”
y un “pampa” dentra a trotar.
Un “oscurito” macuco
de la marca’e los Piovano,
ligero de pata y mano
dispara como un trabuco;
el “palomo” es pa’ un retruco,
no he visto de más valor,
corajudo y pechador
es de atropellar de a un ciento…
Pa’ mi, no ha empujao el viento
otra tropilla mejor.
Versos de Francisco "Pancho" Gandola
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