viernes, 9 de febrero de 2018

LA ESPERA DE UN JINETE


A veces lo he oservau
en una fiesta campera
cuando un jinete espera
en los estribos sentau;
con un amigo ha charlau
del pingo que le tocó…
“-Es aquel que monté yo
(le dice su compañero),
mirá que es medio vueltero
a mi esa vez… me sacó.”

Al que anima le pregunta
por dónde va la planilla
y ladiando una mejilla
un pasto tierno despunta;
las espuelas tiene junta
dispuestas para calzar,
sus tientos hace enredar
en los dedos de una mano
y un rebenquito liviano
pa’ lucirse al revolear.

Se acomoda el sombrero
y lo asegura prolijo
atando fuerte el barbijo
como de frente al ‘pampero’;
en su instinto señero
todas las cartas baraja
y ajustándose la faja
un mano a mano ha jugau
con un taita reservau
que puede andar… o lo baja.

“No se las calza cualquiera”
dice un refrán conocido
pero él está convencido
de bota’e potro surera;
en esa imagen campera
se lo ve conversador
y tiene especial valor
lo que luce en la cintura
que’s herencia en su figura
la rastra y el tirador.

Debe tener las tensiones
del compromiso asumido
y está bien convencido
creyendo en sus condiciones,
con mucha fe en los garrones
él se juega por el llano,
en su andar se hace baquiano
pa’ lo que pueda ir logrando
y en la familia pensando
volver a la casa sano.

Lo nombra el animador
y un palenque es su destino,
enderieza ese camino
queriendo ser el mejor,
saluda’un apadrinador
que le queda a la pasada,
la suerte ya casi echada
porque se acorta ese viaje…
y entra a tallar el coraje
de un hombre en la jineteada.

Versos de Carlos Daniel Líneas


                                          

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