1
Hoy
yo te canto alpillera
que
serviste pa’ todo uso.
¿Qué
fue lo que no se puso
en
una bolsa cualquiera?
Aunque
viniste de ajuera
para
embolsar los cereales,
tus
servicios fueron tales
que
hoy decirte necesito
que
ocupás un lugarcito
en
las cosas nacionales.
2
Recorriste todo el
mapa
y juistes en éste
páis,
cincha y maleta
pa’l máiz
y en la sacada de
papa.
Pa’l apero juiste
tapa
y se te uso pa’l
candil,
juistes bajera y
mandil
y pa’ llevar una
res,
te he visto más de
una vez
tendida sobre un
cuadril.
3
Juiste hermana del
mendigo,
su limosna en vos
ponía
y, si la noche era
fría,
vos le serviste de
abrigo.
El linyera fue tu
amigo
porque sin vos no
era nada
y al salir de la
ranchada
con vos el mono
cuadró,
de vagallera te
usó,
de colchón y de
frazada.
4
Vos limpiaste la
parrilla,
diste güelta el
asador
y tapastes el motor
de la vieja
cortitrilla.
Se te puso de
almohadilla
pa’l pecho de un
animal.
Vos serviste de
morral
y en las quintas,
de espantajos
y para muchos
trabajos
te usaron de
delantal.
5
Te ponían sobre el
asiento
a veces en el arao,
y bajo el carro
parao
juiste reparo pa’l
viento;
por áhi en un
campamento
te usaron de
servilleta.
Pa’l monte juiste
carpeta,
pa’ los dados
silenciosa
y nunca se usó otra
cosa
pa’ir a buscar la
galleta.
6
Con vos tapaban el
chancho
mientras que se lo
pelaba,
y colgada se te
usaba
como puerta de
algún rancho.
Apagastes en el
ancho
pajonal la
quemazón.
Vos serviste de
tapón
pa’l hormiguero de
un vaso,
de media y de
cielorraso
y pa’ forrar un
jamón.
7
A veces te
utilizaron
como vaina pa’l
cuchillo
y a falta de
cojinillo
pa’ andar en pelo
te usaron;
con gallinas te
ocuparon
aquellos que las
vendían
y adentro tuyo
metían
hasta el pavo más
grandote
y pa’ que saque el
cogote
un aujerito te
hacían.
8
Juiste camita pa’l
perro
arrolladito y
temblando
y te manotiaron
cuando
estaba caliente un
fierro.
También afirmo y no
le erro
que una piedra en
la pelea,
si entre una bolsa
se emplea
es terrible porque
engaña
y esquilando en la
campaña
te usaban como
manea.
9
Dándole tiempo a
que cobre
si tenía suerte un
domingo,
juiste la tapa del
pingo
de algún carrerista
pobre.
El changa te puso
sobre
la espalda después
del pique,
y pa’ que naides
critique
en la mayor humildá
salvaste la
intimidá
con hechura de
tabique.
10
El alambrador te
tuvo
pa’ llevar las
herramientas
y en cosechadoras
lentas
juiste sombrilla
que anduvo.
Vos le limpiastes
el tubo
a las lámparas de
ayer
y pa’ llamarlo a
comer
el arador con su yunta
de una alta caña en
la punta
siempre te sabían
poner.
11
Al cielo te
remontaste
de un barrilete en
la cola
y en la punta de
una piola
la carne al pozo
bajaste.
Pa’ la labor te
prestaste
de punto cruz en la
escuela.
Te pusieron de
entretela
pa’l saco de algún
pueblero
y hasta te usó el
guitarrero
pa’ funda de su
vigüela.
12
Pa’ hacer fuego a
la mañana
siempre te usaron
de mecha
y en el tiempo de
cosecha
pa’ forrar la
damajuana.
Juiste lienzo pa’
la lana
y pa’ una rueda
remojo.
Vos le tapastes el
ojo
al chúcaro más sin
yel
y serviste de
mantel
pa’ comer en el
rastrojo.
13
Se fueron ‘los pugilistas’
por el tablón del
olvido
y vos tampoco has
querido
vivir sin esos
artistas.
Aquellos malabaristas
que te llamaban ‘la
baya’…
A veces pienso:
¡amalaya!
volviera a ver por
un rato,
ninque sea en un
barato,
personajes de esa
laya.
14
Hoy todo el mundo
te añora,
bolsa de los
caminantes;
tanto el que quiere
lo de antes
o el que quiere lo
de ahora.
Porque juiste bienhechora
y en esto no hay
desacuerdos
aunque ya con
tranco lerdos
he llegao a este
lugar
y aquí me puse a
vaciar
la bolsa de los
recuerdos.
Versos de Luis
Domingo Berho
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