Al
igual que los fogones
que’n
mi pago se’ncendían
ande
los piones solían
contar
sus cavilaciones,
viá
emparejar los bordones
para
cuartiar un cantar.
¡Dios
me asista en mi pesar!
¿Qué’stá
pasando en mi tierra…?
Solo
pensarlo me aterra
sin
un remedio encontrar.
En
los pecho’escarapela
solo
se ve en días patrios:
un
Veinticinco de Mayo,
Nueve
de Julio, en la escuela;
es
pesar que me desvela
mirar
como todo el año,
bandera
y símbolo estraño
se
adueñaron de las ancas.
¡Bendita
mi azul y blanca
aunque
me traten de huraño!
Los
crioyos esparcimientos
de
bailes y romerías
ande
el hijo concurría
con
sus padres muy contento;
sin
apartarse un momento
juntos
bailaban rancheras,
mazurcas
o chacareras,
que
tocaba un acordión,
tan
solo es recordación.
¡Amalaya,
si volviera!
Suelo
ver a la pasada
mozas
y mozos puebleros
que
sus pilchas son letreros
de
mil cosas importadas,
miro
sin decirles nada
pero
qué lindo sería,
que
su humana estantería
con
orguyo nos mostrara,
¡que
Argentina ya no para
con
atómica energía!
Ya
alivié mi embichadera
perdón,
si a’lguno ofendí
pa’
defender mi País
naides
me pone tranquera
con
música baruyera
de
gutural espresión.
Les
pido una reflexión:
no
se aparten del camino,
en
todo tiempo: ¡Argentino,
por
herencia y tradición!
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