Mi viejo mate galleta,
que pena me dio perderte,
que mano tronchó tu suerte…?
Tal vez la mano del tiempo,
si hasta créi que eras eterno,
nunca imaginé tu muerte.
En tu pancita verdosa
cuántos paisajes miré,
cuántos versos hilvané
mientras gozaba tu amargo.
Cuántas veces te hice largo
y vos sabías por qué.
Cuando la yerba escasiaba
por falta de patacones
nunca pediste razones,
pero me diste consejos:
“chupá pero hacete viejo
sin llegar a los talones”.
Y en esos negros inviernos
cuando la escarcha blanqueaba,
tu cuerpito calentaba
mis manos con tu calor,
pa’ que’l amigo cantor
se prendiera a la guitarra.
Y áhi nomás se hacía la farra,
vos y yo en un mano a mano,
mate y guitarra en el claro,
mate y guitarra en la sombra;
en leguas a la redonda
no hubo jagüel orejano.
¡Ah! compañero y hermano,
que destino más sotreta,
nunca le di a la limeta,
en vos encontré la calma,
en este adiós pongo el alma,
mi viejo mate galleta.
Versos de José Larralde
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