sábado, 1 de marzo de 2014

MI HERENCIA

Yo me he criao entre el gauchaje
ni más ni meno’aparcero,
y vi los gauchos reseros
hacer un alto en el viaje;
vi la bravura salvaje
de un potro al palenque atao,
las cuerdas del alambrao
me hicieron sangrar las manos
y este respeto, paisanos,
que de mi padre he heredao.

Trabajando en la campaña
y en la pobreza golpiao,
siempre derecho he tranquiao,
nunca tuve malas mañas;
dende las mesmas entrañas
o tal vez del sufrimiento,
en la pechada del viento
de ahí aprendí el rigor,
por eso me hice cantor
pa’ cantar con sentimiento.

Yo vi morir un tizón
cubierto entre las cenizas,
también sentí de la brisa
lo fresco en el madrugón.
Para dormir un galpón,
y con bolsas de arpillera
en un rincón andequiera
acomodé mi osamenta.
Viento, agua y heladas cruentas
me hicieron temblar la pera.

Aunque mucho he rodao
me ha servido de esperencia
porque uno con la decencia
ande quiera es bien mirao;
de mi tata he heredao
ese temple de varón,
y en más de una ocasión
tendí  la mano al viajero,
pero eso sí compañero,
lo desprecio al compadrón.

Cuando mi vista se pierde
porque ando medio tristón,
busco, en el diapasón
si alguna pena me muerde.
Y mirando todo el verde
de la inmensidá del llano,
largo mi canto paisano
pa’ que se lo lleve el viento,
y áhi se va mi sufrimiento
al cantarle a mis hermanos.

Esta es la herencia sagrada
que mi padre me dejó,
por eso que sigo yo
con la frente levantada.
Sin achicarme por nada
hasta que Dios lo disponga
he de seguir meta y ponga
honrando la tradición,
alrededor del fogón
con esta pampa milonga.


Versos de José Antonio Cassino

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