Sos
de mi rancho el alero
y
de mi recao la cincha,
sos
de mi frente la vincha
que
llevo bajo el sombrero;
sos
aquel nido de hornero
donde
duerme este pichón,
sos
freno de mancarrón
que
cruza el desierto al paso,
en
fin, mi china, sos lazo
que
ha pialao mi corazón.
Sos
china, de este matrero
el
alma pura y sencilla,
sos
la verdona gramilla
donde
retoza mi overo;
sos
de este gaucho pampero
el
abrazo de un querer,
sos
el claro amanecer
de
mañanita callada,
sos
consuelo en mi enramada
y
el rosal al florecer.
Sos
de mi rancho el fogón
donde
churrasqueo una achura,
sos
la biznaga que apura
el
fuego de una ilusión;
sos
la fuerte vibración
de
la guitarra querida
que
va buscando en la vida
mitigar
a su dolor
y
sos, por fin, esa flor
de
una planta, desprendida.
En
fin, mi china, tu eres
el
surco de mi camino,
sos
en el suelo argentino
la
mejor de las mujeres;
sos
la que le das placeres
a
quien castigó la suerte
porque
tu cariño es fuerte
para
este pobre cantor,
al
fin, ¡sos lazo de amor
que
nos une hasta la muerte!
(posiblemente
anterior a 10/1924)
Versos
de Vicente
Otero
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