-Nieto,
yo quiero mostrarte
este
cuadro en gran tamaño,
que
no te parezca estraño
es
una foto, es un arte;
fue
de mi vida una parte,
atendé
con mucho esmero
que
yo detayarte quiero
de’ste
recuerdo que queda:
es
un carro de dos ruedas
de
cuando yo fui carrero.
Oservá
la cabayada:
son
nueve los percherones,
te
esplico las posiciones
de
cómo se hayan atadas.
¿Ves
esa yegua aperada?
Esa
yegua es la varera.
La
“tordiya” es cadenera,
junto
al “tostao” y al “overo”,
los
dos son balancineros,
los
cuatro van con pechera.
¿Ves
ese “oscuro” pesao
con
cola medio rabincha?,
ese
trabaja a la cincha
igual
que’l del otro lao;
laderos
cortos ataos
van
parejos esos fletes,
encerraos
como en un brete
te
lo esplico sin embargo,
por
los dos laderos largos
que
van en cuarta al griyete.
-Abuelo: a ocho
a nombrao
se me está
olvidando de uno,
de aquel “tobiano
lobuno”
que está de
tiro, ensiyao…
-No
nieto, no me he olvidao,
recordarlo
era un fija,
en
el pago que usté elija
es
costumbre de mi tierra
pa’
enlazar en una yerra
o
pa’ correr la sortija.
Ya
se ha’pocao lo campero,
lo
yamado “tradición”,
solo
se ve en el galpón
colgados,
unos aperos.
Pero
te viá a ser sincero
que
no reniego por eso,
los
“noventa” me hacen peso
por
ser tan duro el pasao,
…y
en siya’e rueda, sentao,
voy
aplaudiendo el progreso.
Versos
de Alberto
Velázquez
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