En la
estancia “El Cimarrón”
cuna de
nuestro gauchaje
días van
que el paisanaje
llega de
toda región.
Es el santo
del Patrón
y hay
domas, yerra y cerdeada,
y ha tráido
esa paisanada
¡cada chuzo
coscojero,
cada
tropilla y aperos
y soga bien
trabajada!
2
¡Qué lazos!
¡Qué maneadores!
¡Qué
bozales! ¡Qué cabrestos!
Cabezadas:
que hombres diestros!
y riendas
que son primores,
maneas en
los fiadores,
en los
pretales, y tientos,
espuelas
que son portentos
de plata,
otras de fierros;
el tin-tín
de los cencerros
voces de
criollazo acento.
3
Virolas,
bombas, botones,
caronas,
basto, encimeras,
estribos,
bolas, sideras,
bocados,
cinchas, correones,
peguales,
dobles cinchones,
matras
tejidas a mano,
además
lucen ufanos
cojinillos,
y carpinchos,
y crúzanse
sus relinchos
los fletes
de los paisanos.
4
¡Qué
puñales! ¡Qué culeros!
¡Qué
rastras! ¡Qué tiradores!
Bombillas,
mates Señores,
y cuchillos
verijeros,
de oro y
plata, y aun taleros,
sello y
labrado de Arce;
viera el
gauchaje florearse
luciendo
trabajos de él
¡y en
verdad que ese cincel,
supo del
gaucho copiarse!
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¡Qué
pilchas tráian más finas
realzando
así sus aperos,
chiripas,
ponchos, sombreros,
bombachas
de gabardina,
botas,
blusas de lustrina,
bordados y
monogramas,
que fue
comienzo de dramas
que
terminaron en besos.
Y como
andaban por eso
¡conquistaron
a la dama!
6
Tropillas
de tantos pelos
difícil se
vuelva a ver;
¿qué
gauchos la han de ofrecer
con tanto
cariño y celo?
Va como
olfateando el suelo
ya
punteando un redomón,
y de
cencerros al son
van casi
marcando el paso
un moro, un
zaino, un picaso,
y un “media
res” con mechón.
7
Hay
tropillas de tordillos,
de
pangarés, y de ruanos,
manchado,
overo, tobianos,
alazanes,
doradillos,
bayos,
moros y rosillos,
azulejos y
rosados;
oscuros,
blancos, pintados,
pampas,
barrososo, cebrunos,
zainos,
gateados, lobunos,
rabicanos y
tostados.
8
Hay
yaguanés y bragados,
colorados a
elegir,
y si saben
distinguir,
hay
alazanes tostados,
bayos
naranja, encerados,
cabos
negros, crin flechillas,
picos
blancos, testerillas,
malacaras
argelinos,
tordillo
oscuro, sabinos,
ancas
moras, gargantillas.
9
Se ven
zainos colorados
ases de la
atropellada,
manos
blancas y vendadas,
patas
blancas y cruzados,
tordillos
moros, plateados,
nevados y
zainos mulos
y no es que
estos sean nulos
pero son
menos buscados,
por pícaros
y aplicados
y entre
ellos se hallan reyunos.
10
Ya en la
rueda del fogón
gritan: “Que
salte el jinete,
no se haga
rogar al cuete
que le ha
pedido el patrón”.
Y en pelo
ya Don Zenón
abaraja un
reservado,
que le han
tráido de Bragado
pa’ divertir
al gauchaje,
difícil que
éste lo baje,
hoy no lo
hace a ojos vendados.
11
Lo tienen
los comedidos
y se
enhorqueta Zenón,
gritando “larguemelón”
y sale
despavorido.
Entre gritos
y alaridos
le busca
por las paletas
y con el
anca el trompeta
se arrastra
pa’ corcovear,
y el suelo
le hace tocar
entre
asentadas y tretas.
12
Paraliza la
faena
el
entusiasmo y la fama
mientras en
trágico drama
se
desarrolla la escena.
Recorren las
nazarenas
desde el
pescuezo al ijar,
es un juego
verlo hachar
jineteando “a
lo lechuza”.
De abajo
arriba lo cruza
tanto que
lo hace bramar.
13
De pié está
la paisanada,
y nadie
opiniones suelta,
va
corcoveándole a vueltas
y de
repente a sentadas,
se escucha
una carcajada
y es que
habla el fogonero:
“Montar lo
he visto un overo
enancao
cara pa’ atrás,
con Juan
Luis, el capataz
en la Estancia “El Matrero”.
14
Un paisano
muy mentado
va siguiendo
la función
de cerca,
en un redomón
hermoso,
bayo tiznado!
Habiendo el
gaucho triunfado,
grita entre
ademanes francos:
“-No soy
negro ni, soy manco”
y le echa
el talero al tuse:
¡cae el
animal de bruces
y el jinete
sale al tranco!
(3/1957)
Versos de Pedro Mamonde
Versos de Pedro Mamonde
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