Tengo
un poncho avicuñao
que
lo llamo “el calamaco”
cuando
hace frío lo saco
y
me lo tiro a un costao.
Está
todito aujereao,
con
los flecos carcomidos,
mas
yo no lo echo al olvido
y
áhi está sobre mi cama,
lo
hizo una güelta mi mama
de
rato a rato perdido.
Si
habré montao orgulloso
con
mi poncho en el recao,
cuando
anduve enamorao,
allá
por mis años mozos.
Cuando
era nuevo era hermoso,
en
el pago no había igual,
me
acuerdo, pa’un carnaval,
la
menor de las Traverso
mientras
yo le canté un verso,
me
le bordó la inicial.
Este
asunto de aujereao
a
muchos le causa risa
pero
a mí, ni una sonrisa
porque
sé las que ha pasao.
Cada
aujero es un bordao
que
en mi vida de campero,
le
hicieron lluvias, pamperos
y
el filo de algún facón,
cuando
en más de una ocasión
me
salvó de un entrevero.
Es
por eso que lo quiero
a
mi poncho “calamaco”,
de
mi lado no lo saco,
siempre
fue mi compañero.
Y les
voy a ser sincero:
¿saben
por qué no lo olvido
y
áhi lo tengo bien tendido,
adornándome
la cama?,
porque
lo tejió mi mama
de
rato a rato perdido.
Versos
de Carlos
Ríos
No hay comentarios:
Publicar un comentario