sábado, 14 de enero de 2017

RECORDANDO AL PANGARÉ

1
Tuve un pangaré criollón,
cabos negro’y delgadito,
¡vieran que pingo bonito
desde la frente al garrón!;
lástima tan macacón
y tan diablo sin Jesús,
que, a pesar de su virtú
yo le llamaba “El Macaco”,
porque a parte de bellaco
pa’ la pata era una luz.
2
Por eso con ciencia grata,
cada vez que lo montaba,
despacito le agarraba
con el cabresto las patas;
no crean que son bravatas
lo que a recordarles entro
porque aunque lo ataba adentro,
no le confiaba un instante
mire, al patiar pa’delante
llegaba cerca’el encuentro.
3
Cansao de su sangre altiva
y de sus malas ideas,
le trabajé una manea
pa’ desmaniarlo de arriba;
bueno será que describa
pa’quel que mucho no entiende:
una manea, comprende,
que se trabaja al momento
con dos aujeros y un tiento
y una rosita que prende.
4
Es cierto que fue macaco
pero tenía la virtú
de alcanzar cualquier ñandú
en planizas o alpatacos;
y si habré boliao guanacos,
baguales y chucarones!,
porque con sus intenciones
dándole apena’una tregua,
capaz de correr dos leguas
saltando rama’y zanjones.
5
¿Dónde andarás pangaré?
que casi ya al enfrenar
se lo tuve que entregar
a un tal Santiago Valdes;
hoy, casi casi de a pie,
sin tropilla y sin recao,
con el corazón templao
se consuela mi alma inquieta
recordando algún sotreta
de los tiempo’en que he domao.


Versos de Saúl Huenchul

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