Sobre’l
lomo potro de mi campo crudo
-que
nunca ha sentido de un arao la marca-,
pronto
pa’ meyarles el filo a las rejas
estos
altaneros tacuruses se alsan.
Son
como celosos troperos que rondan,
engüeltos
en ponchos de chilcas bagualas,
la
tropa orejana de mis pensamientos,
mis
libres ideas, mis chúcaras ansias.
Brujones
que prueban el tiemple del campo,
perebas
en ruda machés levantadas
que
son pa’ mi orguyo lo que’s pa’l de un gaucho
el
surco que le abre de frente una daga.
Por
eso al que quiera crusar los potreros
sin
triyos que tiene la estancia de mi alma,
le
alvierto que debe tranquiar muy dispacio
si
quiere librarse de alguna rodada.
Versos
de Serafín
J. García
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