Levantando polvaredas
van, por los “caminos reales”,
arreando los animales,
criollos de poncho y facón...
llevan el lazo a los tientos;
los “pingos” a media rienda...
y entre bramidos de hacienda
va cayendo la oración...
Va anocheciendo... Se escuchan
rebencazos y cencerros...
chiflidos... ladrar de perros
que amenazan el garrón...
El tropel de los vacunos
se va alejando en la huella...
-y se alumbran, con la estrella
de la tarde, el corazón-.
Vida gaucha, que te pierdes
en lo inmenso de los llanos,
como los ecos lejanos
de un arreo, en la oración...
cuando nubla mi existencia
la tristeza del camino,
me siento más argentino
soñando tu tradición.
Versos de Julián de Charras
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