Se desató el temporal
sin darse tregua un momento.
En su atropellada el viento
lo hace crujir al causal.
El agua en los cañadones
rebosa en sus palanganas,
y hacen baruyo las ranas
molestando a los silbones.
El frío, rondando afuera,
que se abra una puerta espera
para ganarse en las casas.
Y la gente en el galpón,
lo está velando a un capón
en resplandores de brasas.
Versos de Enrique Uzal
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