Aunque parezca sonsera
le digo de corazón;
que es la mejor atención,
la que mejor apreceo
si me brindan el deseo
cebándome un cimarrón.
Ande quiera que yo caiga
ya saben que es al botón,
que pa’ salir yo alegrón
y curao de todos males,
con cualesquiera modales
me han de dar un cimarrón.
Si voy á ver á un paisano
o lo mesmo algún “nación”,
ya salgo con la intención
de pasar por lo que quieran,
con tal que á tuito prefieran
el pasarme un cimarrón.
En los negocios más serios
dejo de lao la custión,
si con modos y razón
de gente que se avalora,
llego á ver á una señora
preparando un cimarrón.
Pa’ mi no hay amor, ni nada!
y pa’ ganar mi afición
la primera condición,
la que sobre tuitas vale,
es si la paica me sale
brindándome un cimarrón.
No me hablen de estar sonsiando
de amores y de pasión
y haciendo conversación
talvez de güeyes perdidos,
cuando más entretenidos
se está con un cimarrón.
Hay gente que por un beso,
o por dos y un apretón,
ya se largan á un zanjón
como el chimango al güey muerto
sin ver que nada es más cierto
ni mejor que un cimarrón.
Dende que se hace de día
ya me siento en el fogón,
y lo mesmo que un mamón
que hambrea verse en la teta,
ya se me hace agua la jeta
preparando un cimarrón.
Llamenmen pa’ una patriada,
pa’ alguna revolución,
pero pongan atención
y sepan por de contao,
que pa’ mi no hay nada hablao
si no corre el cimarrón.
(1902)
Versos de Juan Chingolo
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