Cuantos corcobos ha dáo
el corazón en el pecho,
al verme abajo del techo
ande de chico m’he criáo!
juguetón ha retozáo
golviendo al pago querido,
ande gozar he podido
en un tiempo que se jué,
tiempo de venturas que
guardo muy hondo escuendido!
Allí está el rancho tostáo
por los soles del verano;
allí es ande gocé ufano
dichas que el tiempo ha lleváo!
Allí es ande yo he soñáo
con margaritas y aromas
que lucen allá en las lomas
como queriendo decirme
dende que yo pensé en dirme,
que allí lloran las palomas!
Hasta el pastito mojáo
que allí aplasté con mis pieces,
se me hace, como otras veces,
que al verme me ha saludáo!
Pucha! y yo que lo he dejáo
solo, como una tapera,
sin mandarle tan siquiera
en el potro de los vientos,
unos cuantitos lamentos
pa’ decirle que me quiera!
Cuatro corcobos ha dáo
el corazón en el pecho,
al verme abajo del techo
ande de chico m’he criáo!
Los campos me han saludáo,
y la brisa, tristemente,
se ha posáo sobre mi frente
besándome, placentera;
¡que linda es la madriguera
pa’l cachorro que está ausente!...
(Ca. 1903)
(Se respeta la ortografía de época)
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